E. Llanos
/ Anales Cientícos 79 (1): 13- 20 (2018)
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En otras palabras, “Es esta multiplicidad del yo lo que
permite comprender la irrupción del afecto, la importancia
de las emociones, las lógicas diferentes que lo animan,
ajeno a todo esto, al recorrido rectilíneo y continuo
que se le acredita, por principio y a priori, al individuo
moderno”(Maffesoli, 2007), que ha sido diluido en la
llamada posmodernidad.
Intermedios, espacios y campos interculturales y
transculturales
La complejidad de la sociedad peruana se debe en parte
a la intersección de ciertas tradiciones culturales y de
distintas “lógicas”, “racionalidades”, formas de pensar,
cosmovisiones, imaginarios, discursos, entre otros, que
posteriormente llamaremos campos y espacios simbólicos
o culturales.
De un lado, persisten formas de pensar y actuar que
pertenecen a las sociedades tradicionales o premodernas,
como la moralidad, ciertos elementos comunitarios, una
visión comercial regida por la negociación, una fuerte
inuencia de ideas y creencias de origen místico y
religioso, entre otras muchas manifestaciones visibles en la
vida cotidiana; simultáneamente, conviven los imaginarios
simbólicos o cosmovisiones correspondientes a las
sociedades modernas que se maniestan por medio de los
procesos de individualización, las formas económicas de
carácter capitalista, el uso de la razón instrumental, etc., las
mismas que forman parte de las relaciones sociales donde
interactuamos.
De otro lado, con las dos formas de pensamiento
anteriormente descritas, conviven algunas ideas y
comportamientos calicados de posmodernos, propios
de sociedades posindustriales, entre los cuales se puede
percibir la conciencia de la inuencia de la economía
y la política internacional en la realidad nacional, el
incremento del hedonismo y el hiperconsumo en algunos
sectores sociales, el poder de los medios de comunicación,
incluyendo Internet, la revaloración de los saberes
tradicionales y más. Todo esto, deviene como resultado de
los cambios acontecidos desde las últimas décadas del siglo
XX y como crítica a la modernidad y sus consecuencias.
Como ejemplo de este traslape, en primer lugar, se
tiene los campos o formas vinculadas a la tradición de las
culturas precolombinas, algunas de ellas en estado casi puro,
especialmente, las comunidades de la sierra y de la selva,
alejadas de la civilización occidental, que han sobrevivido
a los procesos históricos de la dominación española y la
República. En segundo lugar, los diversos campos del
pensamiento moderno, se encontró imaginarios que tienen
su raíz en la llegada de la cultura occidental que introdujo
cambios irreversibles: las fusiones culturales como el caso
de los sincretismos religiosos (entre el catolicismo y la
religiosidad precolombina), la institucionalización política
y social de la colonia, proveniente de la península ibérica.
Esta conuencia cristalizó en una cultura amalgamada,
donde perviven elementos premodernos y modernos, como
el catolicismo y el capitalismo. Con todo, este proceso no
ha concluido, sino que la imposición de occidente desde
el siglo XVI continúa, aunque bajo nuevas formas de
dominación. En tercer lugar, los campos de pensamiento
posmoderno asociados al actual consumismo poscapitalista,
el cual está inuenciado por dos poderes: las políticas
económicas neoliberales implantadas desde los años
noventa, impuestas por organismos internacionales como
el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional y
las constantes innovaciones tecnológicas y los medios
de comunicación que movilizan el comportamiento
inmediatista, individualista, supercial, indiferente y
hedonista, orientado a la acumulación de bienes materiales
como símbolo de éxito.
Los tres campos descritos no son los únicos, pues
existen una serie de espacios intermedios que permiten el
paso de una “lógica” o “racionalidad” a otra, dependiendo
del contexto. Estos espacios son tránsitos culturales, como
el paso de lo formal a lo informal, el paso de la oferta
y la demanda a la negociación, el paso de lo legal a lo
ilegal. Algunos ejemplos de estos espacios intermedios,
son los ámbitos de: lo interlegal, translegal, interformal
y transformal. Vamos a gracarlo para que sea más
claro. En su análisis etnográco del acceso ilegal a la
telefonía celular. Mujica (s.f) explicó la interrelación de
los mercados legal e ilegal o informal y cómo la empresa
de telecomunicaciones “legaliza” de manera informal
los equipos robados, fortaleciendo el “mercado negro” y
facilitando el acceso irregular a él. De esta forma, el celular
es un híbrido de lo ilegal y lo legal, una fusión de mercados
y de intereses, donde “todos ganan”.
.
¿Cómo pasamos de un campo de pensamiento a otro, a
través de los espacios intermedios? A veces, son espacios
físicos como los mercados, galerías y zonas de ventas
ambulantes, etc. donde podemos negociar o regatear los
precios, somos los caseros que reciben un regalito (“la
yapa”) a diferencia de los centros comerciales, tiendas
por departamentos, supermercados, etc. negocios y
corporaciones, a veces de origen internacional, donde
los precios están preestablecidos por las leyes del libre
mercado.
Otras veces, el paso a estas ambiguas dimensiones son
más sutiles, representado por frases como “¿cómo es?”,
“¿cómo arreglamos?”, que son las llaves o códigos sociales
de acceso a lo ilegal pasando por lo interlegal o translegal
o, también, para imponer jerarquías sociales de poder, tal
como sucede con las expresiones “no seas igualado” o
“¿sabes con quién estás hablando?”, que veremos después
con mayor profundidad. En síntesis, el problema reere
al paso de la igualdad entre individuos iguales a sujetos
jerarquizados de manera tradicional.
Se debe aclarar que, sin importar nuestra identidad
cultural o las diferentes identicaciones que constituyen,
un buen grupo de peruanos e incluso de latinoamericanos
y tal vez cualquier otro grupo a nivel mundial, se pasa
por espacios intermedios donde se cruzan los discursos o
sistemas, cuyos límites son difusos.