J. C. Jaulis et at. 79 (2): 360 - 367 (2018)
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desplazaron la producción tradicional del cultivo en
suelo. Un sustrato es el material sólido natural, de síntesis
o residual, orgánico o mineral, puro o mezclado (Fortis-
Hernández et al., 2012) que en un contenedor permite
el anclaje del sistema radical, da soporte a la planta e
interviene o no en su nutrición (Avenza, 2018). Los
sustratos se clasican en inertes, si solo brindan soporte
a la planta, y activos, si proporcionan además nutrimentos
(Pastor, 2000; Abad et al., 2005). Los estudios de sustratos
señalaban que la obtención de plantas y ores con calidad
alta dependía en gran parte de las características físicas y
químicas del sustrato (Ansorena, 1994; Cabrera, 1999).
El cultivo industrial de plantas ornamentales
comprende una serie de prácticas culturales, donde la
selección y el manejo de los sustratos inuye en la calidad
de la planta (Valenzuela et al., 2014). La importancia de
la selección y la correcta manipulación de los insumos
para el sustrato reside en las funciones básicas que debe
cumplir como proveer agua, permitir el intercambio
gaseoso hacia las raíces, ser reservorio de nutrimentos y
brindar soporte físico para las plantas (Handreck y Black,
2002). También, debe ser amortiguador de los cambios
ambientales bruscos que podrían afectar el crecimiento de
los cultivos (Pérez et al., 2016). Además, debe cumplir con
características físicas (elevada capacidad de retención de
agua fácilmente disponible; suciente suministro de aire;
buena distribución de tamaño de partículas; baja densidad
aparente; elevada porosidad total; estructura estable y
contracción reducida) y químicas (baja a moderada CIC,
balance de nutrientes asimilables, baja salinidad, pH
moderadamente ácido, elevada capacidad tampón, mínima
velocidad de descomposición) adecuadas que representan
una alternativa para sustituir sustratos comerciales de alto
costo e impacto ambiental negativo (Gayosso-Rodríguez et
al., 2018). Adicionalmente, Abad et al. (2005) reportaron
que debe ser fácil de mezclar; humectar, desinfectar, estar
libre de semillas de malezas; nematodos y otros patógenos.
Por ello, en las últimas décadas, en Latinoamérica se
evaluaron diversos sustratos orgánicos que son ecológicos,
económicos y de disponibilidad local (Gayosso et al.,
2016). Una opción según Valenzuela et al. (2014) son
los residuos, subproductos agroindustriales y materiales
subvalorados que, al ser incorporados a los sistemas
productivos agrícolas como sustratos, se convierten en una
alternativa para la producción intensiva.
El musgo es un sustrato (Huarcaya, 2014), cuyo
precio cada año incrementa, su extracción genera un
impacto ambiental negativo (Eltelégrafo, 2017), por ser
cosechado desde la raíz, dejando el suelo desnudo de las
zonas altoandinas que, en época de lluvia, diciembre a
marzo, generará erosión hidrica. Por lo tanto, ante la alta
demanda de musgo, se tienen otras alternativas como:
estiércol de caballo, cascarilla de arroz, compost, cascarilla
de café, aserrín, entre otros insumos, que al mezclarlos
en proporciones adecuadas pueden servir como sustrato
(VIFINEX, 2002).
El aserrín, es un material localmente disponible,
producto de los aserraderos (Juárez et al., 2001), muy
utilizado en viveros pequeños y su uso como sustrato es
recomendado por diversos autores (Barzegar et al., 2015;
Pineda-Pineda et al., 2012), por los buenos resultados en
la producción de plantas de diferentes especies (Burés,
1997; Hartmann y Kester, 1998), como Capsicum annum
L. (Barzegar et al., 2015), Solanum lycopersicum L.
(Vargas et al., 2014) entre otros. Los resultados indicaron
que su utilización como sustrato es una alternativa para
el cultivo de plantas en contenedor (Gayosso-Rodríguez
et al., 2018). Sin embargo, presenta algunas desventajas
como una alta relación carbono-nitrógeno, liberación
de sustancias totóxicas que pueden inhibir o dañar la
formación y crecimiento del sistema radicular afectando el
desarrollo del cultivo.
Por otra parte, el compost es producto de la degradación
de residuos orgánicos (Oviedo-Ocaña, 2012) puede
utilizarse como sustituto de otros elementos orgánicos
como la turba, contiene nutrientes, mejora la estructura del
suelo, la fertilidad y el crecimiento de las plantas; de esta
manera, se contribuye con la sostenibilidad de la producción
agrícola y con la mitigación del impacto generado por el
manejo del residuo (Zurbrügg et al., 2005). Mientras que,
según Jardinería (2016) el estiércol de caballo, es uno de
los mejores abonos para que las plantas crezcan sanas y
fuertes, por el aporte de nutrientes al suelo (Palacios,
2007), el incremento en la retención de humedad y por el
incremento de la actividad biológica (Yagodín, 1986).
Por lo anterior, el presente trabajo tuvo como objetivo
evaluar el crecimiento y desarrollo de Dianthus chinensis
y Fuchsia sp. con diferentes insumos orgánicos (musgo,
aserrín, estiércol de caballo, compost) en la preparación de
sustratos para contenedores.
2. Materiales y métodos
La presente investigación se desarrolló durante siete meses,
desde octubre a mayo, en el invernadero del Programa de
Investigación en Plantas Ornamentales de la Universidad
Nacional Agraria La Molina (UNALM), Lima, Perú.
Ubicada geográcamente a una latitud de 12° 06´ S,
longitud 76° 57´ O y altitud 243,7 m.s.n.m. Ubicado dentro
un desierto subtropical árido caluroso según el sistema
modicado de Koppen (Garcia, 2004), con temperatura
media anual de 18,5
o
C, radiación anual de 186,5 cal-g*
cm
-1
* día
-1
, humedad relativa anual de 85 % en peso y
precipitación anual acumulada de 6 mm.
Los insumos utilizados fueron: compost, musgo, tierra de
chacra, aserrín y estiércol de caballo, que son comúnmente
utilizados en la producción de plantas ornamentales en
el Perú. Previo a su utilización, se realizó un análisis de
caracterización en el Laboratorio de Análisis de Suelos,
Plantas, Aguas y Fertilizantes (LASPAF) de la facultad de
Agronomía de la UNALM (Tabla 1).