Diagnóstico del sector agroalimentario de Ecuador: una aproximación al ecosistema agroemprendedor
o
Julio - Diciembre 2018
524
• Existen ya experiencia en trabajo colaborativo y
cooperativo en otros sectores que podría ser replicado
en el sector agrario.
Explorar las Oportunidades
• Difundir en todas las instituciones de educación
superior el Programa de Banco de Ideas y ampliarlo
a todo tipo de emprendimientos buscando con
ello también las sinergias e interactuaciones con
otros ámbitos productivos que necesita el sector
agroalimentario.
• Reorientar las líneas de créditos para fomentar el
emprendimiento en el sector, haciendo que las ayudas
sean más accesibles a los diferentes agentes de la
cadena de valor.
• Identicar e implementar aquellos procesos
productivos de éxito en otros sectores y países que
sean extrapolables a las condiciones del Ecuador.
• Fomentar las agrupaciones de productores y para ello
es clave el asociacionismo cooperativo, el cual hay
que intentar que esté alineado a un cambio sustancial
dentro de la de matriz productiva.
4. Conclusiones
Tras el sondeo de la información disponible del sector,
y después de haber contado con la opinión de personas
intervinientes en la cadena agroalimentaria de Ecuador, se
puede concluir que:
Históricamente la agricultura ha sido uno de los
componentes principales del PIB del Ecuador, es la
principal actividad económica en el medio rural y la que
más puestos de trabajo genera. Para las familias del área
rural es fundamental el desarrollo de esta, pues el 97 % de
la población rural está empleada, y hasta un total del 57 %
de dicha población trabaja en la agricultura y ganadería.
Los datos ociales informan que el 62 % de las
explotaciones se dedican al autoconsumo, se evidencia así
la importancia que tiene la agricultura en el contexto rural,
y explicaría que su carácter sea fundamentalmente familiar
y esté centrada principalmente en la producción agrícola
primaria. Solo el 37 % de las explotaciones se catalogan
como de transición y apenas el 1 % como agricultura
familiar consolidada. Esta particularidad también explica
que gran parte de las UPAs estén concentradas en pocas
extensiones, concretamente el 63 % de las UPA’s son
menores a 5 ha representando solo el 6,27 % del total de
áreas explotadas.
En el Ecuador existe un marco normativo que propicia la
regulación de todas las actividades económicas. Gracias a
estos mecanismos institucionales, Ecuador llegó a ocupar
en 2014 y 2015 el primer lugar de actividad emprendedora
temprana, según el GEM. Sin embargo, sigue siendo
necesaria una Ley de Emprendimiento que abarque de
manera clara y global, las políticas, normativas, programas
y protocolos que regulan la inversión, las formas de
nanciación, los fondos de riesgo o los benecios
tributarios, todos estos aspectos siguen siendo claves para
consolidar los emprendimientos.
La inestabilidad de precios y los vaivenes políticos y en
la aplicación de la normativa de generan incertidumbre a
lo largo de toda la cadena productiva. A ello se suma la
dicultad de acceder a créditos. Contar con un prestamo
inicial permitiría disponer del presupuesto necesario
para iniciar la actividad, lo que debe hacerse ofreciendo
facilidades en su devolución, ya que no hay que olvidar que
tras el comienzo de una actividad también es normal que
se suceda un cierto tiempo hasta que el negocio empiece a
recibir los retornos de dicha inversión.
Precisamente cuando se ha preguntado a las personas
consultadas en este estudio cuáles eran los principales
problemas del sector agroalimentario señalaron dos: la
falta de líneas de créditos, y el acceso a dichos créditos,
es decir los excesivos requisitos y trámites burocráticos.
En un sector de rentabilidad tan limitada como el
agroalimentario sus dicultades se acentúan si no se
facilitan los créditos, ya que estos son imprescindibles para
adoptar nuevas tecnologías o procesos más tecnicados, o
bien simplemente poder sufragar los insumos básicos que
exige la explotación, de los que solo ciertos insumos y en
puntuales ocasiones son subvencionados.
Se destaca también que la carga impositiva no distingue
entre pequeños o grandes productores, por lo que resultaría
hasta cierto punto injusta y excesiva para los productores
de menor dimensión. Es cierto que hay propuestas
interesantes recogidas en el actual Código de la Producción,
pero para beneciarse de las mismas se debe cumplir con
unos requisitos mínimos que los pequeños productores no
alcanzan.
Todas las cuestiones que se han detallado son los principales
argumentos que desmotivan y frenan el lanzamiento de
nuevos negocios, y también la innovación en empresas que
ya funcionan dentro del sector agroalimentario, y el motivo
de que no se aprovechen las grandes bondades del agro y
del suelo ecuatoriano.
Finalmente cabe señalar que, aunque la iniciativa privada
e individual será clave, hay puntos en los que es crucial
la implicación directa de las instituciones políticas.
Si la intención es el desarrollo de los ecosistemas de
agroemprendimiento, el asociacionismo y la búsqueda de
sinergias a través de colaboraciones transversales serán
la mejor herramienta para un desarrollo sostenible. Esto
es más importante aún en momentos como el actual,
en el que miles de familias del medio rural (como por
ejemplo de Esmeraldas y Manabí) han sido afectadas
por el terremoto de abril de 2016, luchan por reconstruir
sus vidas, y deberían tener una opción que les devuelva
la dignidad y les permita alcanzar el “Buen Vivir”. Este
enfoque necesariamente debe incluir la formación de los
agentes del sector para que optimicen su participación
en las distintas etapas de la cadena agroalimentaria, así
como la formación de nuevos profesionales que puedan
irse incorporando al sector. La capacitación del personal