Efecto de la carragenina y la sacarosa en la actividad de agua del yogur
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Enero - Junio 2019
muchos constituyentes menores, tales como
carotenoides, vitaminas liposolubles (A, D,
E, K) y varios compuestos volátiles de sabor
(Chandan y Kilara, 2013).
Las proteínas representan
aproximadamente el 3,5 g/100 g de la
composición total de la leche; sin embargo,
el valor de proteína obtenido del análisis
fue de 3,18 g/100 g, siendo más bajo al
valor promedio; según Kohn et al. (2005) la
eciencia en la utilización del nitrógeno por
la vaca lechera, alcanza alrededor del 25%
y presenta variaciones del 10 al 40% que
repercute en el rendimiento de la producción
proteica. Las proteínas encontradas en la
leche se clasican en dos grupos principales:
las caseínas y las proteínas del suero.
Aproximadamente el 80% de las proteínas
de la leche precipitan por acidicación a
pH 4,6 a una temperatura de 20 °C; estas
proteínas son las caseínas. El 20% restante
de proteínas solubles son las proteínas de
suero de leche. Tanto las caseínas como las
proteínas de suero son grupos heterogéneos
de proteínas (Chandan y Kilara, 2013).
La lactosa es un disacárido compuesto
de galactosa y glucosa unidas por un
enlace β-1,4-glicosídico. Este carbohidrato
se encuentra a niveles de concentración
relativamente constante de aproximadamente
4,8 g/100 g en la leche de vaca (Chandan y
Kilara, 2013), siendo dicha concentración
más alta a la obtenida (4,27 g/100 g) en
la presente investigación. Esto puede
deberse a que la concentración de lactosa
disminuye progresiva y signicativamente
durante la lactancia (O’Brien y Guinee,
2011); contrastando con las tendencias de
los lípidos y las proteínas que, después de
disminuir durante la lactancia temprana,
aumentan fuertemente durante la segunda
mitad de la lactancia (Fox et al., 2015).
La concentración de lactosa en la leche
está inversamente relacionada con las
concentraciones de lípidos y proteínas, esta
relación inversa reeja el hecho de que la
síntesis de lactosa atrae agua a las vesículas
de Golgi, diluyendo así las concentraciones
de proteínas y lípidos (Jenness y Holt, 1987,
citado por Fox et al., 2015).
La acidez titulable de la leche fresca
está en el intervalo de 0,14-0,16%, según
Chandan y Kilara (2013); por otro lado,
la Norma Técnica Peruana NTP 202.001
(Inacal, 2016) establece un rango de acidez
titulable que va de 0,13 a 0,17 g ácido
láctico/100g; en ambos casos, el valor de
acidez determinado en el presente trabajo
de investigación se encuentra dentro de los
parámetros dados (0,17 g ácido láctico/100
g). El desarrollo de la acidez debido a
la fermentación de la lactosa en el ácido
láctico por las bacterias, también inuye
en la acidez natural de la leche y se reere
a menudo como la acidez “desarrollada”
o “real”. La composición de la leche tiene
un impacto signicativo en la acidez inicial
de la leche, ya que la acidez aumenta con
las concentraciones de proteínas y otros
constituyentes que poseen acción buer
nativos (Chandan y Kilara, 2013).
La leche fresca analizada presentó un
valor de pH de 6,68 (Tabla 1), encontrándose
dentro del rango indicado por Chandan y
Kilara (2013), quienes mencionan que el pH
de la leche fresca de bovinos a 25 °C varía
entre 6,5 y 6,7; del mismo modo, para Van
Der Have et al. (1979) dicho valor de pH
se atribuye principalmente a los fosfatos,
proteínas, citratos y CO
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que brindan una
capacidad buer a la leche.
La densidad de la leche entera es de
1,030 g/ml, con valores que varían de 1,027
a 1,033 g/ml dependiendo principalmente
del contenido de grasa (Walstra y Jenness,
1984), la densidad determinada en la presente
investigación presenta un valor de 1,0264
g/ml, ligeramente por debajo del rango
presentado, lo cual podría deberse al alto
contenido de grasa en la muestra analizada.
La medición de la densidad de la leche
entera se utiliza para evaluar la adulteración
de la leche con agua y proporciona un medio
rápido de medir indirectamente el contenido
total de sólidos (% TS) (Jenness y Patton,
1959, citados por Chandan y Kilara, 2013).
En la Figura 2 se observa que la
actividad de agua fue constante a lo largo
del período de almacenamiento estudiado,
lo cual coincide con los resultados obtenidos
por Díaz-Jiménez et al. (2004), quienes
determinaron que el contenido de agua libre
en muestras de yogur con bra, no varió
durante el tiempo de almacenamiento de las
muestras.
En la Figura 1 se muestra la variación
de la actividad de agua (a
w
) en función al
tiempo de almacenamiento de las muestras
de yogur.