ANFIBIOS Y PARADOJAS: PERSPECTIVAS SOBRE LA DIVERSIDAD Y LAS POBLACIONES DE ANFIBIOS

Autores

  • Ariadne Angulo University of Toronto, Mississauga, Ontario (Canadá).

DOI:

https://doi.org/10.21704/rea.v1i1-2.237

Resumo

La pérdida de diversidad biológica es un hecho finalmente reconocido y establecido, tanto a nivel de la comunidad científica como del público en general (Santini & Angulo, 2001). Esta pérdida se viene dando a todo nivel taxonómico, y mayormente por causales tales como cambios climáticos, disminución y fragmentación de hábitats y contaminación del medio ambiente. Sin embargo, hace poco más de una década se comenzó a sospechar que había algo más que no andaba bien con las poblaciones de anfibios en partes tan diversas del mundo como Australia, Norte América, Europa, Sur y Centro América. Coincidentemente, alrededor de la misma época, se iría a realizar el Primer Congreso Mundial de Herpetología en Canterbury, Inglaterra, en 1989 (Halliday & Heyer, 1997), e investigadores de todos los rincones del planeta comenzaron a intercambiar experiencias con otros colegas acerca de sus grupos de estudio. Si bien estas narraciones eran de naturaleza anecdótica y de la experiencia personal de cada investigador (Young, 1990; Pechmann et al., 1991) más que de un estudio propiamente dicho, había un consenso bastante generalizado: poblaciones de anfibios en todo el mundo parecían estar reduciéndose. Anfibios que anteriormente habían sido abundantes en ciertas áreas ahora se encontraban con gran esfuerzo y dificultad, como en el caso de los sapos boreales de las montañas de Colorado y Wyoming, en EEUU (Barinaga, 1990) o el sapo Americano enano Bufo americanus charlesmithi, anteriormente muy abundante en el condado de Cleveland, Oklahoma (Pechmann & Wilbur, 1994). En ocasiones, habían especies que parecían haber desaparecido del todo de sus hábitats, como en el caso de las ranas Rheobatrachus silus y Rheobatrachus vitelinus de los bosques de Queensland, Australia, que llevan a sus crías en el estómago; o el caso de la rana y el sapo dorados (Atelopus varius y Bufo periglenes, respectivamente) de Monteverde, Costa Rica (Griffiths & Beebee, 1992; Pounds y Crump, 1994). Estos son apenas contados ejemplos de una triste y alarmante lista de anfibios. Uno de los problemas que se hizo evidente al tratar el tema es que no se disponía de información de censos a largo plazo (Blaustein, 1994), o de una base de datos de la dinámica de las poblaciones a largo plazo, y por ello no se sabía si lo que aparentaba ser una disminución en una población era en realidad una fluctuación natural de la misma, cosa que suele suceder en poblaciones en general. Otra dificultad la constituía el no poder precisar si existía algún factor en particular que estuviera provocando estas reducciones, o si era un conjunto de factores los que estaban suscitando este fenómeno. Posteriormente a este congreso, el tema se volvió de gran preocupación tanto para la comunidad científica como para las personas y entidades ligadas a la conservación de biodiversidad: ¿Se estarán extinguiendo nuestros anfibios? ¿Serán estos animales indicadores ambientales de su entorno y por ello serían los primeros en ser afectados? ¿Porqué están desapareciendo los anfibios del planeta? Fue el inicio de un esfuerzo conjunto a nivel mundial para investigar este fenómeno.

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Como Citar

Angulo, A. (2016). ANFIBIOS Y PARADOJAS: PERSPECTIVAS SOBRE LA DIVERSIDAD Y LAS POBLACIONES DE ANFIBIOS. Ecología Aplicada, 1(1-2), Pág. 105-109. https://doi.org/10.21704/rea.v1i1-2.237