Cooperativismo cafetalero orgánico, comercio justo y Estado: las promesas aún
incumplidas en la sostenibilidad de la Amazonía peruana
Organic coee cooperativism, fair trade and State: the promises still unfullled in the sustainability
of the Peruvian Amazon
DOI: https://doi.org/10.21704/rtn.v17i2.1823
© El autor. Este artículo es publicado por la revista Tierra Nuestra del Departamento Académico de Ciencias Humanas de
la Facultad de Economía y Planicación, Universidad Nacional Agraria La Molina. Este es un artículo de acceso abierto,
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Forma de citar el artículo: Chávez, J. (2023). Cooperativismo cafetalero orgánico, comercio justo y Estado: las promesas
aún incumplidas en la sostenibilidad de la Amazonía peruana. Tierra Nuestra, 17(2), 145-158. https://doi.org/10.21704/
rtn.v17i2.1823
Tierra Nuestra 17(2): 145-158 (2023)
Tierra Nuestra
ISSN 2519-738X (En línea), ISSN 1818-4103 (Impresa)
https://revistas.lamolina.edu.pe/index.php/tnu
ARTÍCULO ORIGINAL –RESEARCH ARTICLE
Julio Chávez Achong1
1 Doctor en Medio Ambiente y Sociedad. Profesor principal de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM), Lima.
Instituto de la Pequeña Producción Sustentable (UNALM). Grupo de Investigación Sociedades Resilientes (UNALM), Lima,
Perú.
* Autor de correspondencia:jcha@lamolina.edu.pe
* https://orcid.org/0000-0002-3808-3572
Recibido: 21/06/2023; Aceptado: 11/11/2023; Publicado: 30/12/2023
Resumen
La posibilidad de la cacultura en la Amazonía peruana para transformarse en una producción
sostenible tiene como condición que se altere limitadamente el bosque y, en lo posible, que se regeneren
sus funciones ecológicas. Para ello, es indispensable no solo tener leyes y normas delimitantes sino,
sobre todo, la determinación de los actores sociales para desenvolverse de esa manera al momento
de resolver problemas prácticos. Esta investigación tuvo como objetivo conocer, en una situación
de acción especíca —la coyuntura crítica tosanitaria causada por el hongo de la roya amarilla
del café (Hemileia vastatrix) en la segunda década del presente siglo—, el comportamiento de los
principales actores, especialmente de los cooperativistas cafetaleros orgánicos en interacción con el
Estado y los organismos del comercio justo de la cuenca del Perené, en la selva central de Perú. El
resultado, que analiza datos provenientes de una encuesta representativa y proviene de entrevistas
a múltiples actores y de información secundaria, muestra que, aun cuando la producción de café de
las cooperativas agrarias cafetaleras posee certicaciones, según las reglas orgánicas, del comercio
justo y de cultivos asociados con árboles (del género inga, principalmente), una parte de los socios
reproduce las tendencias a la deforestación, lo cual afecta la sostenibilidad.
Palabras clave: cacultura orgánica, comercio justo, roya amarilla del café, selva central,
deforestación, situación de acción, sostenibilidad.
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Amazonía peruana
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Abstract
The possibility of coee farming in the Peruvian Amazon to transform in a sustainable production,
has as a condition that it alters the forest to a limited extent and, as far as possible, that it regenerates
its ecological functions. For this purpose, it is essential not only to have laws and norms but mainly
the determination of social actors to develop in this way when solving practical problems. This
research aims to understand the behavior of the main actors, especially organic coee cooperatives
in their interaction with the State and fair-trade organizations in the Perene basin, in the central
forest. The research was carried out in a specic situation: a critical phytosanitary juncture caused by
the coee yellow rust fungus (Hemileia vastatrix), in the second decade of this century. It analyzes
data from a representative survey, interviews with multiple actors and secondary information. The
result, shows that, even when the cooperatives coee production has certications according to
organic and fair-trade rules (and associate their crops with trees from the inga family), some of the
partners reproduce deforestation trends aecting sustainability.
Keywords: organic coee farming, fair trade, yellow coee rust, central jungle, deforestation,
action situation, sustainability
1. Introducción
Objetivo y perspectiva teórica
Se ha querido conocer si, en situaciones críticas,
los cooperativistas cafetaleros, en interacción
con el Estado y el comercio justo, evidencian
la capacidad para construir procesos sostenibles
en la selva central del Perené. La perspectiva
teórica considera la noción «situación de
acción» del marco de análisis y desarrollo
institucional (IAD) de Ostrom (2005) para
observar las decisiones que adoptan los actores
al intentar solucionar problemas o resolver los
dilemas que se presentan en la acción colectiva.
La sostenibilidad, en sentido amplio, puede
entenderse como el «principio de conducta de
la sociedad en y ante la naturaleza para que
la relación entre el sistema social y el sistema
natural perdure en el tiempo» (Torres y Bejarano,
2016, p. 185).
La cacultura orgánica para el comercio justo
La agricultura puede concebirse como una
interfaz que conecta la producción con los
procesos climáticos, ambientales y sociales
(Mazoyer y Roudart, 2016). En el caso del Perú,
la cacultura es la rama de la agricultura con
más supercie de cultivo, asimismo, tiene más
unidades productivas y genera mayores ingresos
monetarios provenientes de las exportaciones
agrícolas (INEI, 2012).
En la cacultura peruana, predominan las
unidades familiares de pequeña escala. Una
parte de los productores de café (el 30%)
se encuentra organizada en cooperativas y
asociaciones; otra parte no está organizada y
es altamente dependiente de los intermediarios
locales (PNUD, 2017; MIDAGRI, 2019). La
cacultura se localiza sobre todo en los Andes
orientales, en una franja con altitudes de 600 m
s. n. m. a 800 m s. n. m., como límite mínimo,
y de 1800 m. s. n. m. a 2000 m. s. n. m. como
límite máximo, que colinda, en sus partes altas,
con los bosques de neblina y, en las partes bajas,
con la llanura del bosque.
Por otro lado, el Perú es uno de los
principales productores de café orgánico en el
mundo. Registró, al 2021, un total de 124 132
ha (hectárea) cultivadas. Ser orgánico quiere
decir ajustar sus actividades a un conjunto
de reglas referidas al manejo del suelo, del
cultivo y del entorno natural, además de los
cuidados en la poscosecha, la transformación
y la comercialización. Esto cuenta con el
respaldo del Reglamento Técnico de la
Producción Orgánica de Perú1, así como de la
Federación Internacional de Movimientos de
1 Decreto Supremo N ° 044-2006-AG
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Agricultura Orgánica (IFOAM), 2005 y sus
aplicaciones en cada país importador, como
NOP-USDA, Reglamento-UE, etc. En el Perú,
la comercialización internacional del café
orgánico, que abarca el 95% de lo producido
en Perú, se ajusta también a las normas del
comercio justo (Fairtrade International, 2013).
La deforestación: una realidad que cuestiona el
impacto de la cacultura orgánica del comercio
justo
La cacultura orgánica para el comercio justo se
viene desarrollando en Perú desde mediados de
la década de 1990. La certicación del comercio
justo Fairtrade reconoce aspectos sociales (que
la producción provenga de pequeños productores
organizados que respetan derechos laborales y
de género) y, para sus exigencias ambientales,
supone que la certicación orgánica previa e
independiente del café evidencie sus atributos
ecológicos. Entonces, podría deducirse que
los cafés con la doble certicación, orgánica
y del comercio justo, son amigables con los
ecosistemas del bosque tropical montano y
premontano en los que se asientan.
Sin embargo, en todos los departamentos en
los que destaca la cacultura orgánica, también
se ha incrementado la tasa de deforestación,
de modo especial en los departamentos de
San Martín, Huánuco y sobre todo Junín. Este
último corresponde a la región pionera de la
cacultura peruana y del café orgánico en el
Perú. En la Figura 1, se traduce lo expuesto
sobre Chanchamayo, Junín.
En Chanchamayo, se han deforestado 24 000
ha en un lapso de 16 años, comprendidos entre
2001 y 2016, lo que hace un promedio cercano
a 1 500 ha/año en el periodo. Conrmando esta
tendencia, el año 2019, del total del bosque
húmedo amazónico de Chanchamayo, que era de
250 411 ha, se perdieron otras 2 230 ha, lo cual
supera en 48.6% el promedio de los tres primeros
quinquenios del presente siglo (MINAM, 2021).
En contraste, para todo el departamento de
Junín y no solo para Chanchamayo, el promedio
de supercie reforestada por el Estado, entre los
años 2010 y 2021, fue tan solo de 485 ha/año
(INEI, 2021; INEI-SERFOR, 2021).
La información agregada coincide, en un
nivel micro, con los resultados de la encuesta
aplicada el año 2018 a los socios orgánicos de una
de las cooperativas agrarias cafetaleras (CAC)
más antiguas como emblemáticas: la CAC La
Florida. Como se registró en Chávez (2020), el
22.1% de los socios declaró haber disminuido
Figura 1
Chanchamayo: pérdida de bosques entre los años 2001-2016 (hectáreas/año)
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el área de bosque de sus predios en los últimos
cinco años, principalmente para sembrar café
(84.4%). Entre quienes seguirán incrementando
sus áreas de café en los siguientes cinco años
(22.8% del total de encuestados), el 70% declaró
su intención de hacerlo mediante el reemplazo
de áreas del bosque. Asimismo, entre quienes
incrementarán con otros cultivos (44.1%), el
48,4% también indicaron que tomarán áreas de
bosque.
2. Materiales y métodos
La investigación se ubica en la cuenca del río
Perené, en la selva central de Perú2, en el área
comprendida en la provincia de Chanchamayo.
Históricamente, constituye el territorio habitado
desde hace aproximadamente 3000 años por
pueblos de lengua arawac como los asháninkas
y yáneshas (Lathrap, 2010).
Para el artículo, se recuperó información
cuantitativa proveniente del Censo Nacional
Agropecuario, de encuestas del Ministerio
de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), y
de estudios de organismos internacionales
(PNUD). Asimismo, se contó con una encuesta
estraticada aplicada, con objetivos más
amplios3, a la Cooperativa Agraria La Florida
en el Perené en el año 2017. Se consideró
un universo de 459 socios orgánicos, y se
determinó un tamaño de muestra n=145 con un
margen de error de ± 6.7% y una conabilidad
del 95%. Igualmente, se realizó un conjunto de
entrevistas estructuradas (14) a funcionarios
públicos, cooperativistas de Chanchamayo y
profesionales de entidades del comercio justo
y de la agricultura orgánica en Perú, realizadas
entre los años 2018 y 2023, enfocadas en la
memoria de la situación de acción.
3. Resultados y discusión
Factores que inciden en la incidencia de la roya
amarilla del café
2 Coordenadas: 10°57′04″S 75°17′03″O, considerando las
provincias de Chanchamayo y Satipo.
3 Una investigación del autor sobre hibridación cultural y
resiliencia socioecológica en la cuenca del Perené.
La roya amarilla del café es un hongo que
se localiza en sus hojas y que, bajo ciertas
condiciones, se reproduce rápidamente. Con
ello, toma gran parte de ellas e inhibe sus
funciones, como la aparición de las grupas,
y, nalmente, seca la planta. Diversas
explicaciones se han aportado sobre la gran
devastación que originó en los años 2012-20134,
pero que generó consecuencias en toda esa
década. Una explicación se enfoca en el cambio
climático, que expone a la planta a mayor
humedad, especialmente cuando la sombra de
los árboles es excesiva (Gamarra et al., 2016).
Otra explicación es la que incide en la débil
nutrición de las plantas por escaso abonamiento
(entrevista al especialista Enrique Castañeda, el
27 de julio de 2018).
También, se considera que los cafetos
más viejos, que sobrepasan los 20 años,
son vulnerables a las enfermedades, debido
a que muchos agricultores no renuevan
por escasa capacidad de inversión. Para el
ingeniero Rodney Ventocilla, director de la
Regional Agraria de Junín, a la que pertenece
Chanchamayo, «muchas plantaciones de café
habrían sobrepasado 25, 30 o algunos [sic] 40
años de edad» (R. Ventocilla, comunicación
personal del 05 de marzo de 2023).
La conclusión de la investigación de Tudela
(2014) parece ser la más contundente acerca
de la falta de nutrición de las plantas como
factor generalizado: el 78.8% de productores
cafetaleros del Perú no aplica fertilizantes
químicos; el 18.4% utiliza en poca cantidad; y
el 2.8% declara usarlo en cantidad suciente.
En el departamento de Junín, en la selva central,
el 77.9% no aplica fertilizantes agroquímicos;
el 19.3% lo hace en poca cantidad, y el 2.8%
declaró hacerlo en cantidad suciente.
En relación con el uso del guano, el estiércol
u otro abono orgánico a nivel nacional, el 68.8%
de los productores de café no los aplica; el 27.0%
declaró usarlos en poca cantidad, y solo el 4.1%
señaló que los utiliza en cantidad suciente.
4 Se trató de un problema tosanitario de gran alcance
que abarcó muchas regiones de Perú y de América, con
consecuencias como la caída de la producción, la pérdida
de ingresos monetarios, el desempleo y la migración rural.
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Para el caso, en Junín, el 65.3% no aplica; el
28.7% aplica en poca cantidad; y el 6.0% lo
hace en cantidad suciente. En resumen, para
Tudela (2014), la aplicación de tecnología para
aumentar los rendimientos es muy baja, tanto
para los cacultores que usan agroquímicos
como para quienes preeren insumos orgánicos.
Situación de acción: los actores ante la roya
En la selva central, en la campaña 2012-2013,
fueron afectadas por la roya, según zonas,
entre el 30% y más del 70% de la supercie
del café (MIDAGRI-SENASA, 2014). Para
agricultores cuya economía es de subsistencia,
el perder sus instalaciones de café (las plantas
permanentes son su principal inversión de largo
de plazo) y disminuir entre 30% y 70% de los
ingresos signica la ruina familiar, con efectos
monetarios, pero también en la educación de
los hijos, en la sostenibilidad y la unidad de la
propia familia.
Así lo testimonió Isaías Poma, director de la
Agencia Agraria de Chanchamayo, que entonces
trabajaba para una entidad privada:
En los años de la roya estuve en Satipo,
teníamos en Río Tambo excelentes cafés. En
eso vino la roya y al nal se barrió todo y
después iba saltando y al lugar que saltaba
dejaba todo un desastre. Hay varias personas
que se fueron, abandonaron los cultivos,
vendieron su casa porque también estaban
endeudados, algunos sacaban créditos y eso
fue penoso, fue una crisis en el tema del
café. (I. Poma, comunicación personal, 08
de marzo de 2023)
En el otro lado del espectro de los actores,
el joven productor cafetalero Jhorlin Contreras,
hijo de cooperativista orgánico, entonces
estudiante del colegio, expresó el drama de
una familia cooperativista en Yurinaki durante
la crisis de la roya, que, por afrontarla quedó
atrapada en una gran deuda debido a los altos
intereses de los préstamos. Sin embargo, con su
testimonio, mostró también la resistencia que
libraron los productores para ser atendidos por
el Estado. Se advierte, igualmente, la demora de
la atención estatal:
La roya ha generado un impacto dentro
de mi familia, yo en esa fecha estaba en el
colegio terminando quinto de secundaria y
fuimos azotados por esa enfermedad. Mis
padres se endeudaron con el banco y no
pudieron pagar, a raíz de eso nace la protesta
que hicimos. (J. Contreras, comunicación
personal, 28 de agosto de 2022).
El Estado
La respuesta institucional del Estado durante
la emergencia de la roya tuvo dos momentos:
al iniciarse el 2013, trató de hacer frente a su
propagación mediante un plan de contingencia
que implicaba la aplicación de algunos
medicamentos, pero sin distinguir entre los
cafés convencionales y los orgánicos. Cuando
esta ayuda llegó, los cafetos ya estaban
completamente afectados y no hubo un efecto
de reversión. Un poco después, en ese mismo
año y ante la vasta destrucción, el Estado
impulsó la renovación de los cafetales; es decir,
la sustitución de las variedades más susceptibles
a la roya, tales como la Típica, el Bourbón, la
caturra y el pache, por otras más resistentes
como Catimor y Gran Colombia. Esto se realizó
colocando préstamos de renovación dirigidos a
los agricultores.
El diagnóstico del Plan de Renovación
indicaba que, sobre un total de 425 416 ha
cultivadas de café a nivel nacional (según
el censo del año 2012), de las cuales el 22%
correspondía a café orgánico, la roya había
afectado 290 436 ha, de las cuales 80 000 ha
tenían una afectación severa. Cubrir 80 000 ha
de 40 000 productores de 11 regiones de Perú
constituyó la meta de atención de las campañas
agrícolas desde el 2014/2015 al 2017/2016
planeadas por el MIDAGRI5.
En la ejecución de estas medidas, intervino
Agrobanco, entidad nanciera de capital mixto
con auspicio del Estado. El gobierno dispuso que
5 Hoy es el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego
(MIDAGRI) y antes se denominó Ministerio de Agricultura
y Riego (MINAGRI). Cuando no se le menciona con la
nomenclatura exacta, se nombra de forma genérica como
Ministerio de Agricultura, pero se reere a la misma entidad
estatal que es el órgano rector del sector agrario peruano.
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esta entidad otorgara créditos a los agricultores
con afectación severa. Para ello, se estableció un
monto de S/12 800 soles por hectárea a una tasa
de interés del 10% anual con tres años de gracia
(sin pago) y hasta 10 hectáreas por productor.
Luego, por falta de recursos, se limitó el apoyo
a 1 ha, y el Estado intentó rebajar el apoyo a
solo ½ h por productor. Esta última reducción
fue rechazada por todos los cafetaleros, por lo
que el gobierno dio marcha atrás.
De igual manera, los intereses fueron
ajustados a la baja por reclamos de los
productores, que argumentaron incapacidad de
pago hasta llegar años después a la exigencia
del renanciamiento de la deuda con 0% de
interés. Esto ocurrió porque los funcionarios
de Agrobanco habían realizado cálculos de
rendimientos de 30 a 40 quintales6 por ha, de
modo que, con esos rendimientos, se obtendrían
ingresos sucientes para la devolución. Esto
resultó irreal: en su mayoría, los cafetaleros no
sobrepasan rendimientos de 15 a 20 quintales
por ha en cada campaña.
El banco había estimado en S/ 16 000 el
costo de poner en producción una hectárea de
café, por lo que la diferencia la debía aportar
el propio productor. El primer desembolso a
cada agricultor sería de S/ 7 680, que equivalía
al 60% del crédito; el segundo desembolso, de
S/ 2 560, equivalía al 20%, pero este requería
supervisión de cumplimiento; y el tercer
desembolso también sería de S/ 2 560, es decir,
el 20% restante, igualmente sujeto a supervisión.
En los siguientes tres años, al rubro de préstamo
bancario para renovación Agrobanco añadió los
6 Equivale a 100 libras o 46 kg. Un saco de café pergamino
pesa un quintal.
préstamos para mantenimiento y también para
rejuvenecimiento de cafetales.
La importancia reconocida de la cacultura
de la selva central, especialmente en Perené y
Pichanaki, en la provincia de Chanchamayo,
más otros distritos de la provincia de Satipo,
llevó al gobierno a dar preferencia en la
atención a esta región, sea en la compra de
deuda preexistente de los agricultores como en
los préstamos para renovación. Al nalizar el
2013, el monto de los préstamos en esta zona
equivalía al 65% de los préstamos de renovación
que otorgó ese año Agrobanco en todo el país.
A mediados del 2015, el Plan de Renovación
de Cafetales había atendido 12 departamentos.
Junín (Chanchamayo más Satipo) representaba
el 61% de los créditos, el 71% del desembolso
monetario y el 69% de la supercie atendida por
el Estado (Tabla 1).
En los años de la crisis de la roya amarilla, el
Estado tendría un rol preponderante en cuanto a
mitigar sus efectos a través de dos organismos
del Ministerio de Agricultura: el INIA7 y el
SENASA8. El INIA teóricamente se encargaba
de monitorear los semilleros, inspeccionarlos
y certicarlos. Debía garantizar que no se
introdujeran enfermedades y propiciar que las
semillas sean de alta calidad en el perl de taza
para que el café pueda acceder con éxito en el
mercado. Por otra parte, el trabajo de SENASA
era principalmente monitorear cómo iba el
avance y la evolución de la roya y también de
otras plagas que afectan al café.
7 Instituto Nacional de Innovación Agraria, órgano del
sector agrario adscrito al MIDAGRI, que tiene funciones de
investigación para la innovación agraria.
8 Servicio Nacional de Sanidad Agraria, órgano del
MIDAGRI constituido para evitar el ingreso de las plagas y
enfermedades de la producción agraria de Perú.
Tabla 1
Cobertura del Plan Nacional de Cafetales a mayo de 2015
Departamento Total, a 13.05.2015
N.o de créditos Desembolso (S/) Hectáreas
Junín 13 149 178 590 648.7 18 029.5
Otros departamentos 8 557 72 214 168.7 8 174.1
Total nacional 21 706 250 804 81.4 26 203.6
Fuente: MINAGRI (2015)
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En realidad, en los años 2012 y 2013, el
INIA no contaba con resultados de investigación
en materia de variedades de café resistentes a la
roya y a otras enfermedades. Los avances del
INIA sobre este tema habían sido realizados
el siglo pasado en la estación experimental
de Tingo María (Huánuco) y no en Junín. Sin
embargo, debido a las acciones terroristas y
al mal uso de las instalaciones para la acción
contrasubversiva del Estado durante el conicto
armado interno, esta estación quedó destruida,
con lo cual se perdieron los resultados de
muchos años de estudio. El INIA de la estación
experimental de Pichanaki recién empezó en
los años 2018-2019 estudios moleculares de
variedades de café. Con respecto al período de
la roya, la ingeniera Ítala Flores, directora de la
Estación Experimental Agraria Pichanaki, del
INIA, testimonió lo siguiente:
Para nosotros fue una amarga experiencia
que, siendo una institución del Estado, no
hayamos tenido una propuesta concreta
con la cual nuestros productores se hayan
podido defender de ese evento. Entonces, el
compromiso o la lección aprendida de eso
es que necesitamos desarrollar variedades
o promover variedades que ya existen y
desarrollarlas, las que se vayan a generar,
que tengan la característica de tolerar la
roya principalmente y que sean altamente
productivas y de acuerdo ahora al mercado,
que tengan buena calidad de taza. (I. Flores,
comunicación personal, 09 de marzo de
2023)
Las investigaciones actuales del INIA, sin
embargo, no toman en cuenta como criterio
para su diseño la diferencia entre el café
convencional y el orgánico; tampoco entre
sistemas agroforestales y no agroforestales.
Sin embargo, las indagaciones del INIA han
encontrado en el campo que algunos cafetales
de las variedades Típica y Catuaí, consideradas
altamente susceptibles, han resistido a la roya,
lo que podría indicar la existencia de recursos
genéticos y conocimientos locales que, previa
validación, podrían relanzar el cultivo de estas
variedades apreciadas por sus características
organolépticas y buen posicionamiento en el
mercado.
En el relato de los funcionarios del
MIDAGRI acerca del proceso de la roya, se
presenta la intervención del Estado como un
despliegue ordenado de modo racional. En
el siguiente testimonio, el ingeniero Jorge
Figueroa, responsable de la cadena de valor del
café del Midagri, consideró las cifras de nivel
nacional:
El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego
implementó un Plan de acción contra la
roya que consistía en la entrega de un kit
de insumos más asistencia técnica. Allí
se trabajó de la mano con los de INIA y
SENASA, quienes contrataron al equipo de
técnicos: se tuvo más o menos 400 técnicos
en el campo para que ellos den asistencia
técnica a los productores y el uso de los
kits. Los kits eran paquetes de fertilizantes
y químicos. Se llegó más o menos a 120
000 productores para, digamos, paliar en
algo todo este daño que habían recibido; fue
fuerte, inclusive había productores con 8 ha
o 10 ha y se quedaron con 1 ha o ninguna.
Una vez que se terminó este plan contra la
roya, se inició un Plan de renovación de
cafetales. Ese plan de renovación consistía
en un crédito de bajos intereses, que en
ese tiempo era con 10% anual, con 8 años
para pagar y 3 años de gracia, a manera de
que ellos puedan recuperarse. Luego, por
los bajos precios ese interés se bajó a 5%
y ahora está a 3.5%, una forma de ayudar,
son fondos del ministerio que los maneja
Agro Banco. El ministerio le da al banco y
el banco administra bajo esas condiciones
(J. Figueroa, comunicación personal, 14 de
octubre de 2022).
El proceso real de actuación del Estado se
desvía en gran medida de la descripción anterior.
En primer lugar, como se ha mencionado, no
hubo investigación de variedades resistentes a
la enfermedad de la roya en la zona. Por eso,
no se contaba con una provisión de semillas
clasicadas por sus grados de adaptación y
resistencia a las plagas y las enfermedades.
En segundo lugar, hacía mucho tiempo
que, debido a las políticas de ajuste neoliberal
que el Perú adoptó en la década de 1990, el
Cooperativismo cafetalero orgánico, comercio justo y Estado: las promesas aún incumplidas en la sostenibilidad de la
Amazonía peruana
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MIDAGRI ya no se contaba con extensionistas
que acompañaran y asesoraran a los campesinos
y pequeños productores y conocieran las
necesidades y capacidades locales. En
consecuencia, durante la crisis de la roya los
agricultores, en su desesperación, adquirieron
semillas de calidad no siempre garantizada,
provistas en parte por los comerciantes.
Con ellas, realizaron su propia renovación.
Asimismo, las personas contratadas por Estado
como extensionistas temporales para la entrega
de los kits durante la primera etapa, recibieron
una capacitación muy básica; quienes realizaron
asistencia técnica tampoco habían realizado
seguimiento a la trayectoria de los productores
agrarios. Eran promotores de la aplicación
de insumos que, en el proceso mismo, fueron
aprendiendo las particularidades de la zona y del
tipo de productores agrarios.
En tercer lugar, el enfoque del Estado fue el
de la agricultura convencional, con paquetes de
agroquímicos, sin una visión de reconversión
agroecológica, sino más bien destinados a
garantizar que se recuperara la producción y
productividad para la competitividad del café
peruano en el mercado internacional.
En cuarto lugar, hubo serios problemas
en la ejecución. Los préstamos no llegaron a
tiempo para asegurar la campaña agrícola y,
en determinados momentos, se cortaron por
falta de liquidez, lo cual afectó la compra de
insumos y otros gastos. Entre los insumos que el
Estado proveía, se consideraban los pesticidas,
los fungicidas como Alto, Amistar y otros
más. Asimismo, en el plan de abonamiento, se
incluyó el guano de isla y, luego, también, la roca
fosfórica. Para la mayoría de los productores,
el producto preferido fue el Alto (Alto 100
SL), un fungicida sintético no aceptado para
la producción orgánica, que, además, por su
demanda, pronto se agotó.
La reacción tardía del Estado ante las
informaciones de la roya que brindaban los
agricultores fue relatada de la siguiente manera
por la señora Haydeé Morales, entonces técnica
agropecuaria y hoy especialista en poscosecha
de una de las importantes cooperativas de
Pichanaki:
A principios de agosto (2012) ya los
productores estaban dando alertas de que
la roya amarilla les estaba afectando su
producción… Recién en noviembre se da
la alerta ocial de que realmente la roya
amarilla había malogrado la campaña del
2013 (H. Morales, comunicación personal,
09 de marzo de 2023).
Dos a tres meses de diferencia entre la
alerta campesina y la alerta ocial estatal es
mucho tiempo de diferencia para contener la
enfermedad. En verdad, la información de
la amenaza de la roya amarilla ya se conocía
ocialmente desde inicios de año anterior por la
devastación que generó en Centroamérica.
En Chanchamayo, el SENASA cumplió
un rol protagónico en el campo convocando
a técnicos y profesionales de diversas
instituciones para trabajar como extensionistas
de campo y formar las organizaciones locales
que gestionaran los kits. Primero, realizaban una
inducción, y, luego, los técnicos iban al campo
formando organizaciones locales de entre 15 y
20 productores, a quienes se les capacitaba en
control biológico y químico.
Los cooperativistas
El testimonio de la señora Haydeé Morales hace
referencia a la parte no productiva de la crisis: el
estado de las familias. Se trata de una mirada de
la problemática que atiende otras dimensiones
de la vida que no son consideradas en el relato
productivista y economicista que es frecuente
en los varones. Además, agrega elementos que
ponen de maniesto niveles de descomposición
social como el crecimiento de las experiencias de
fraudes y estafas que sufrieron los productores,
pero también elementos de «viveza criolla» de
estos, que, en el lenguaje legal, se calicaría
de corrupción. Cabe agregar que los temas no
productivos no fueron atendidos.
En esos momentos ya las familias habían
perdido económicamente, ya estaban
devastadas moralmente también porque
ya los hijos dejaron de estudiar, dejaron
de tener todo lo que sostenía el ingreso
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Chávez, J. (2023). Tierra Nuestra, 17(2), 145-158. DOI. https://doi.org/10.21704/rtn.v17i2.1823
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económico del café. Muchas parejas se
llegaron a separar justamente por la roya
amarilla. Resaltó mucho los créditos, la
morosidad de los productores en los bancos;
muchos señores que llevaron su café a
establecimientos de acopio, llegaron a huir
porque eran deudores... También, muchos
técnicos llegaban a la vivienda del productor
y con engaños le hacían creer que le iban a
sacar un análisis de suelos, y que él era un
representante de laboratorio, nunca le llegó
nada al pobre productor, le llevaban insumos
que nunca funcionaban en el campo. Algunos
por viveza también habían comercializado
sus kits (H. Morales, comunicación personal,
09 de marzo de 2023).
La crisis de la roya llevó a que muchas
cooperativas nuevas dejaran de funcionar.
Algunas de ellas habían obtenido créditos
estatales y privados supuestamente para sus
socios, pero estos últimos no lo sabían; al
desaparecer la cooperativa algunos directivos
se apropiaron de los recursos. Hay muchos
productores que, debido a ello, están todavía
endeudados y nunca se beneciaron.
Al respecto, el señor Abilio Cruz es
productor agrario de Pichanaki y también se ha
desempeñado como extensionista en distintos
momentos para el MIDAGRI y para algunas
cooperativas. Desde estas ubicaciones, afrontó
la crisis tosanitaria. Por momentos, describe
la crisis de la roya como productor y, en otros,
como técnico. Puede deducirse de lo expresado
por esta persona una imagen de situación caótica,
en la que todo mensaje de «esperanza» podía ser
aceptado como verdadero ante la ausencia de un
liderazgo cafetalero agroecológico con una voz
autorizada:
La roya se inició en septiembre del 2012 en
el sector de Santa Rosa e iba secando las
producciones de café. Muchos productores
no sabían qué pasaba, si era por deciencia,
una mala racha o, en algunos casos, creían
que era una maldición. En diciembre
del 2012, SENASA llevó muestras a
su laboratorio e informaron que era la
roya amarilla. Ya en marzo del 2013, el
MINAGRI puso en práctica el Plan Nacional
de Acción de Mitigación contra la roya
amarilla donde destinó unos cien millones
de soles para mitigarla. Yo mismo entregué
productos sistémicos como el Alto, Amistar
y S-PRONTO. Se esperaba mitigar y bajar la
incidencia, pero para el tema de la roya
es nutrición, manejo del suelo y asistencia
técnica efectiva del productor. El otro tema
es que en el 2013 los cafetales ya estaban
viejos y los suelos agotados, además del
cambio climático por la subida y bajada
de la temperatura. Cuando aplicaron (los
insumos), el productor bajó las incidencias
unos quince días; pasado el efecto residual en
las plantas, la enfermedad es peor. Algunas
tiendas vendían sus propias recetas que lo
controlaban (a la roya) unos quince días.
Hablando como técnico, si el clima estaba
normal, no lluvioso y con baja temperatura,
bajaba (la incidencia de la roya), pero si
variaba; entonces, volvía a subir. (Abilio
Cruz, comunicación personal, 09 de marzo
de 2023).
Entonces, las cooperativas cafetaleras de la
selva central desarrollaron varias funciones en
aquellos momentos. Primero, se preocuparon
por el acceso de sus asociados a los programas de
emergencia y de ayuda del Estado. En segundo
lugar, garantizaron que la oferta exportadora de
café de la cooperativa, reducida pero existente,
llegara a los mercados de destino. En tercer
lugar, apoyaron la diversicación de cultivos de
los socios.
En el primer aspecto, remitieron a las
autoridades un listado de socios para ser
atendidos con los kits y, luego, con el crédito
para renovación, realizaron un seguimiento
organizado. En el segundo aspecto, mantuvieron
las relaciones comerciales con las entidades
importadoras y, con mejores precios, trataron
de compensar la disminución de la producción
(la oferta mundial de café había disminuido).
En cuanto a la diversicación, muchos socios
ampliaron sus áreas de producción agrícola en
detrimento de las áreas de bosque secundario
a n de sembrar plátano, piña y otros frutales
para el mercado interno, y extender como
Cooperativismo cafetalero orgánico, comercio justo y Estado: las promesas aún incumplidas en la sostenibilidad de la
Amazonía peruana
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nunca antes la producción de jengibre o kion en
detrimento de las áreas de bosque con nes de
exportación. Este producto, entonces, aumentó
sensiblemente sus precios.
La Cooperativa Agroindustrial Juan Santos
Atahualpa, con sede principal en Pichanaki,
acababa de constituirse en el año 2011 con 20
socios cuando tuvo que afrontar la crisis de
la roya. Para enfrentarla, iniciaron una poda
generalizada, promovieron cambios de cultivos
con catimores y gestionaron la adquisición
de guano de isla, comprado directamente en
puertos de la costa en Pisco y Trujillo, y también
a través de las entidades del gobierno a quienes
se solicitó este abono. El costo fue de S/ 60
por saco de 50 kg de guano. Con cada medio
kilo se atendía una planta (una sola hectárea de
café puede tener alrededor de 5 000 plantas).
El criterio de la cooperativa Juan San Santos
Atahualpa fue intercambiar la misma cantidad
de sacos de guano por sacos de café que sus
socios entregaban para la comercialización
cooperativa.
La Cooperativa CAFÉ Sanchirio Palomar
se encuentra ubicada en el distrito San Luis
de Shuaro, Chanchamayo. Es una de las
zonas pioneras de la colonización andina en el
Perené. Uno de sus socios, el Sr. Javier Angulo,
evidenció que también los agricultores conocían
con anterioridad de la amenaza inminente de
la roya. Asimismo, en sus palabras, se aprecia
la sensación de indefensión por la conjunción
de la pérdida de sus cafetales, el peso del
endeudamiento y la incertidumbre del futuro. Se
advierte que fue un cambio muy brusco pasar
del mejor año económico, el 2011, al periodo
de la crisis 2012-2013. También, se evidencia el
predominio de una actitud de espera de ayuda
del Estado más que de iniciativas propias de las
cooperativas.
El año 2011, vinieron los certicadores
de Bolivia y nos dijeron: miren señores,
ustedes tienen la bendición de Dios que
están produciendo este año acá. Ahorita
por el norte ya está la roya amarilla, tengan
cuidado. Pero nosotros decíamos pues: ¡qué
va a venir del norte la roya amarilla! ¡pucha
madre!... Pero, lamentablemente, el 2013
fue un año desastroso, nos arriesgamos con
Agrobanco, no pudimos pagar la deuda;
el café en el mes de marzo, en vísperas de
cosecha, empezó a secarse, se caían los
granos al suelo, aumentó la broca, era un café
de mala calidad, ya no querían comprarte,
y todos empezamos a tumbar los cafés.
Vinieron las renovaciones de los cafetales,
lamentablemente con los Catimores, que era
un café que no tenía calidad, solamente dura
tres meses en la calidad (aroma, etc.) de café
(J. Angulo, comunicación personal, 02 de
diciembre de 2019).
Asimismo, el ingeniero Anner Román,
funcionario del Midagri, pero en aquellos años
productor cafetalero y dirigente nacional de la
Junta Nacional del Café, realizó un balance.
En su testimonio, raticó muchos de los rasgos
hasta ahora descritos:
Los productores se movilizaron y el Estado
los tuvo que atender a través de iniciar
un plan de renovación de cafetales, y ha
invertido bastante dinero en la contratación
de técnicos. A través del Fondo Agro Perú,
se invirtió en la renovación de cafetales. El
impacto no ha sido tan rápido ni tan bueno,
porque no hubo una buena planicación.
El productor a veces por su desesperación
de querer rápidamente tener ingresos, para
renovar su cafetal, sacó créditos y no había
el tema de la asistencia técnica para una
buena selección de semillas, no había semilla
certicada, no habían semilleristas, no hubo
buen manejo del sustrato para el plantón,
no se vio el tema de la calidad (categoría)
organoléptica, y no estuvo acompañado de
la organización, no se promovió el tema de
organizar a los productores, o de reotar
y ver por qué decayeron las cooperativas
(A. Román, comunicación personal, 25 de
agosto de 2022).
Por su lado, el sector cafetalero no
organizado empresarialmente en cooperativas
o asociaciones, con menos inuencia que estos
en la gestión pública agraria, cumplió un rol
muy activo en las protestas sociales contra las
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limitadas acciones del Estado. Los pequeños
cafetaleros no organizados tomaron la iniciativa
de formar federaciones por distritos y provincias
para exigir la atención del Estado y que se les
compre la deuda preexistente. Posteriormente,
sostuvieron dos grandes reivindicaciones: (a)
la renanciación de la deuda con Agrobanco a
0% de interés, con la exigencia de que el Estado
la condone; y (b) la declaratoria de emergencia
del sector cafetalero con la nalidad de obtener
otros benecios económicos.
Tanto en el 2016 como en el 2018, las acciones
de lucha se expresaron en paralizaciones de
actividades (paro nacional) y movilizaciones
que adoptaron como medida de fuerza la
toma de las carreteras. En el caso de la región
estudiada, los cacultores tomaron posesión
de diversos tramos de la carretera central que
conectan la costa, la sierra y la selva. Ante la
demora de la atención del gobierno, exigieron
también la renuncia del ministro de Agricultura.
En estas paralizaciones y movilizaciones,
participaron grupos de cafetaleros nativos que
se enfrentaron con la Policía haciendo uso
de sus armas tradicionales (echas). Hasta el
presente el tema de la deuda de los cafetaleros
a partir de la crisis de la roya constituye un
problema social no concluido. Como acciones
de tregua se han rmado compromisos entre
las federaciones y las autoridades enfocados en
disminuir o suprimir la deuda, es decir, desde
una perspectiva netamente economicista.
El comercio justo (CJ)
Interrogado acerca de si el CJ realizó acciones
a favor de la cooperativa para afrontar la crisis
de la roya, el gerente de la Cooperativa Juan
Santos Atahualpa, Juan Carlos Rivas, señaló lo
siguiente:
No, en esos años no hicieron (los del comercio
justo) un impacto. El comercio justo recién
durante este año (2023) ha modicado sus
normas para que, a partir de agosto, el precio
mínimo suba de 140 dólares a 170 dólares,
pasando de 20 dólares a un diferencial de
30 dólares. El impacto de la roya ha sido
asumido por el mismo productor (J.
Rivas, comunicación personal, 28 de junio
de 2023).
El CJ continuó su labor ordinaria con sus
mismos mecanismos de primas y controles. El
factor que intervino para compensar en parte la
crisis económica no fue la institucionalidad de
aquel sino el mecanismo de oferta y demanda
que llevó a un aumento de los precios. Tampoco
hubo indicaciones o exigencias ni de las normas
orgánicas ni las del CJ para frenar la eliminación
del bosque secundario. De hecho, un aumento
de los precios internacionales del jengibre o el
kion motivó la sustitución de áreas de purma y
de cafetales para instalar este último producto,
o, lo que es lo mismo, se reemplazaron áreas de
bosque y de cultivos permanentes por cultivos
transitorios en limpio, sin árboles. Se conrma,
así, que las normas orgánicas y las del CJ, que
se basa en ellas en el caso del café, son laxas en
materia del cuidado de los bosques.
Por otro lado, diversos profesionales que
participan directamente en los procesos de
certicación ratican este descuido o laxitud de
las normas. El ingeniero Manuel Aguirre, quien
fuera integrante del CJ Fair Trade en el Perú,
indicó lo siguiente:
Creo que las normas del comercio justo son
menos exigentes en temas ambientales que
las orgánicas. De hecho, la certicación
de comercio justo cuando ve que ya la
organización tiene certicado orgánico,
todo el componente ambiental lo pasa por
alto, porque ya se supone que lo orgánico
es más exigente (M. Aguirre, comunicación
personal, 22 de febrero de 2022).
Por su parte, la ingeniera Padi Torres,
gestora en la selva central de la Coordinadora
Latinoamericana de Comercio Justo (CLAC),
enfatizó la disposición de los productores
al momento de cumplir los compromisos
normativos. En su opinión, estos no tienen un
propósito agroecológico sino exclusivamente
económico y muestran ambigüedad:
las organizaciones ven la producción
orgánica como un negocio, conocen que en
el mercado internacional sí o sí tienen que
Cooperativismo cafetalero orgánico, comercio justo y Estado: las promesas aún incumplidas en la sostenibilidad de la
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cumplir porque hay muchas exigencias.
Los productores saben que el hecho de
llevar una agricultura orgánica también
implica mayor inversión en campo. Acá
en la región central todas las cooperativas
que te mencioné y algunas más trabajan
con certicación orgánica, pero en campo
todavía el nivel de cumplimiento no es al
100%. Los productores siempre están con la
agricultura convencional, entre la orgánica
y la convencional (P. Torres, comunicación
personal, 21 de junio de 2021).
La especialista es consciente de las
transgresiones más frecuentes de los cafetaleros
orgánicos, dos de las cuales son las más
notorias: el uso de fertilizantes y de herbicidas
prohibidos:
Uno es el tema de la fertilización, sí o sí los
productores necesitan incrementar, abonar
sus suelos, porque los suelos que ellos
producen cada vez son suelos más infértiles,
más desgastados. En este caso, optan por
una fertilización química, es lo más común
que se ve acá. Y, por otro lado, está el uso
de los herbicidas por el tema de controlar las
malezas. Usando herbicidas obviamente que
es más barato que contratar mano de obra
para hacer una labor cultural… (P. Torres,
comunicación personal, 21 de junio de
2021).
El ingeniero Delki Gutiérrez fue inspector
externo de la cacultura de la selva central.
También, encontró transgresiones diversas,
como el uso de herbicidas, la compra de café no
orgánico por parte de los socios cooperativistas
a n de cumplir sus metas de entrega a la
cooperativa y el descuido de tener como
vecinos a cacultores que aplican agroquímicos
que contaminan el predio orgánico. Este
profesional encontró que estas transgresiones
son infrecuentes en los socios nativos:
Normalmente, el nativo cumple más, no
hay uso de pesticidas, pero incumple los
términos en el tratamiento de residuos: la
pulpa del café, las aguas servidas, no les
dan el tratamiento adecuado. Los hijos de
colonos hacen más uso de productos como
fertilizantes que no están permitidos (D.
Gutiérrez, comunicación personal, 07 de
enero de 2020).
Debe también considerarse que una parte
del problema proviene de las debilidades en el
control. El sistema de la auditoría externa se
realiza en campo sobre una
muestra pequeña de socios. Sin embargo,
la extensión del territorio en la selva central
es amplia y los riesgos que supone recorrerla
también. El comentario del auditor de agricultura
orgánica Esteban Vargas, quien ha recorrido en
esa condición durante muchos años la selva
central, evidenció estas dicultades:
Cuando tú certicas café te dan el dato
del productor. Entonces, tú vas a ver un
cafetal, lo recorres y no puedes cuanticar
el área, porque vas haciendo trocha
caminando entre cerros, bajas quebradas,
estás cuidándote además de las culebras en
el sector. Y lo que has visto es una ha. Si
son cuatro parcelas que están a veces en los
cuatro puntos cardinales, tienes que caminar
dos horas para un lado, cuatro horas para
el otro, tres horas para el otro, media hora
para el otro. Entonces, si tienes que ver
seis productores por día, no te da el tiempo;
entonces, tú vas a uno, a una parcela no más
(E. Vargas, comunicación personal, 21 de
setiembre de 2022).
La crisis de la roya es, en la actualidad, un
recuerdo vívido, pero también corresponde
al presente, debido a que el endeudamiento
de los cafetaleros persiste. Además, no ha
cambiado la estructura productiva cafetalera
de Chanchamayo. Lo más reciente fue la
recuperación de una vieja variedad de café que
fue llevada a la zona por los ingleses (la empresa
Peruvian Co.) en el siglo XX. Se trata del café
geisha, que combina resistencia a la roya con
alta calidad en la taza.
Asimismo, la situación de acción durante la
crisis de la roya ha consistido en un proceso de
adaptación a las condiciones existentes. En este,
se enfatizó el acceso a los recursos de capital
con el respaldo de la organización cooperativa,
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sumado a la movilización para la inclusión en
los programas de ayuda estatal. Aquel es un
proceso que supuso negociaciones y luchas
sociales, pero que no llevó a una reorientación
productiva, menos a una transformación
socioecológica; y continuó la deforestación.
4. Conclusiones
La coyuntura crítica de la roya impone
limitaciones a los cooperativistas para que
lleguen a ser actores agroecológicos sostenibles.
Ello se revela en su inactividad con respecto a
la deforestación del bosque, la débil nutrición
de las plantas, la ausencia de liderazgo y la
laxitud aplicativa de las normas. Asimismo,
las cooperativas de café orgánico cumplieron
un rol favorable a la inclusión de sus socios en
los benecios del Estado. Con ello, también
se ampliaron las brechas sociales con los
cafetaleros no organizados empresarialmente.
En cuanto al Estado, si bien hubo reacción, se
evidencia tardanza, empirismo, desconocimiento
local y una visión exclusivamente productivista
a favor de la agricultura convencional. Por la
acción del Estado y de los cooperativistas, lo
que emergió durante la crisis de la roya fue
un proceso de adaptación de la cacultura
a las condiciones existentes, no un intento
de reorientación y menos de transformación
agroecológica. Las reivindicaciones y
movilizaciones de los pequeños cafetaleros
agrupados en federaciones mantuvieron el
mismo patrón economicista. Ni el Estado ni
los cooperativistas ni las instituciones de la
agricultura orgánica para el comercio justo han
aparecido en el escenario público planteando un
cambio en los patrones de producción orgánica
en la selva.
Al respecto, la presión ejercida para que
el Estado brinde insumos no sintéticos a los
cafetaleros orgánicos se habría realizado más
para evitar pérdidas del mercado externo.
Tampoco la investigación cientíca para la
innovación a cargo del Estado tiene como
marco reforzar la sostenibilidad, aunque sus
estudios puedan brindar algunas bases sobre
conocimientos y recursos locales que podrían
estar disponibles para ello en el futuro.
Finalmente, ante el ataque tosanitario
de la roya, el cooperativismo ha cumplido
un rol de agente muy limitado en cuanto a la
sostenibilidad, pues solo facilitó el acceso a
fuentes de sostenimiento económico a una parte
de los agricultores, pero no lo ha sido desde el
punto de vista socioambiental. La cacultura
orgánica para el CJ no frena la eliminación de
las áreas de bosque primario y secundario. Esto
evidencia que la pérdida de estas en las ncas no
implica alguna sanción.
Conicto de intereses
El autor no incurre en conictos de intereses.
Rol de los autores
JCA: Conceptualización, Investigación,
Escritura-Preparación del borrador original,
Redacción-revisión y edición.
Fuentes de nanciamiento
Esta investigación no recibió ninguna
subvención especíca de ninguna agencia de
nanciación, sector gubernamental ni comercial
o sin nes de lucro.
Aspectos éticos / legales:
El autor declara no haber incurrido en aspectos
antiéticos ni haber omitido normas legales.
ORCID y correo electrónico
Chávez, J. jcha@lamolina.edu.pe
https://orcid.org/0000-0002-3808-3572
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