Percepción de violencia en jóvenes universitarios en relación con el género y el lugar
Perception of violence in university students in relation to gender and place
DOI: https://doi.org/10.21704/rtn.v16i1.1903
© Los autores. Este artículo es publicado por la revista Tierra Nuestra del Departamento Académico de Ciencias Humanas
de la Facultad de Economía y Planicación, Universidad Nacional Agraria La Molina. Este es un artículo de acceso abierto,
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Forma de citar el artículo: Navarro-Castillo, Y., Romo, P. (2022). Percepción de violencia en jóvenes universitarios en
relación con el género y el lugar. Tierra Nuestra, 16(1), 41 - 48. https://doi.org/10.21704/rtn.v16i1.1903.
Yulissa Navarro-Castillo1* , Pablo Romo2
1 Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima, Perú.
2 Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, Perú.
* Autor de correspondencia: [email protected]
* https://orcid.org/0000-0002-3697-5163
Recibido: 25/03/2022; Aceptado: 15/06/2022; Publicado: 30/06/2022
Resumen
Latinoamérica es una de las regiones más violentas del mundo, y lamentablemente el Perú se incluye entre los
países más violentos de la región. Esto afecta no solo a las víctimas sino a la sociedad y ello también se traduce
en pérdidas económicas y limitantes para lograr el bienestar de sus ciudadanos. Por ejemplo, en el Perú, al
menos el 63,2% de las mujeres ha sido víctima de algún tipo de violencia en el año 2018 (INEI, 2019), y el
lugar de ocurrencia no son solo los hogares, sino también otros espacios sociales que se perciben como seguros
como son las instituciones educativas, como las universidades. Sobre la base de lo mencionado, se presenta
una investigación exploratoria que muestra la percepción de los estudiantes universitarios respecto al nivel y
tipo de violencia que han sufrido. Para brindar una mejor visión de la problemática, se analizaron variables que
complementan el estudio como el género, el tipo de violencia y los lugares más recurrentes donde se presentan
estos escenarios desfavorables para el desarrollo de una persona. En los resultados planteados, se encontró que
al menos el 56% de los encuestados ha percibido ser víctima de violencia.
Palabras clave: percepción de violencia, violencia sexual, violencia psicológica, violencia física.
Abstract
Latin America is one of the most violent regions in the world, and unfortunately Peru is included among the
most violent countries in the region. This aects not only the victims but also society and this also translates
into economic losses and limitations to achieve the well-being of its citizens. For example, in Peru, at least
63.2% of women have been victims of some type of violence in 2018 (INEI, 2019), and the place of occurrence
is not only homes, but also other spaces. social institutions that are perceived as safe such as educational
institutions, or universities. Based on the above, an exploratory research is presented that shows the perception
of university students regarding the level and type of violence they have suered. To provide a better view of
the problem, variables that complement the study were analyzed, such as gender, type of violence and the most
recurrent places where these unfavorable scenarios for a person’s development occur. In the results presented,
it was found that at least 56% of those surveyed have perceived being victims of violence.
Keywords: perception of violence, sexual violence, psychological violence, physical violence.
Tierra Nuestra 16(1): 41 - 48 (2022)
Tierra Nuestra
ISSN 2519-738X (En línea), ISSN 1818-4103 (Impresa)
https://revistas.lamolina.edu.pe/index.php/tnu
ARTÍCULO ORIGINAL –RESEARCH ARTICLE
Percepción de violencia en jóvenes universitarios en relación con el género y el lugar
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Enero - Junio 2022
1. Introducción
Ante las alarmantes cifras de violencia que muestran
los países latinoamericanos como el Perú, las
preguntas que dieron origen a este estudio fueron las
siguientes: ¿son los jóvenes universitarios víctimas de
violencia? ¿Serán solo las mujeres las que han sufrido
violencia? ¿En qué proporción hombres y mujeres
han percibido violencia? ¿Es la violencia física la
única reconocida por los estudiantes universitarios?
¿Cuál es el lugar donde se sufre la violencia con
mayor recurrencia?
Ante esta lluvia de incógnitas, se recogió información
que avala la «normalización» que se le ha dado a la
violencia desde la infancia, lo cual ha hecho que
esta pase desapercibida cuando una persona avanza
en edad. En un artículo publicado por el Fondo de
las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, s.f.)
se mencionaron ocho mitos sobre la violencia que se
sostienen en un país latinoamericano:
1. «Te pego porque te quiero». Sin embargo, está
demostrado que el cariño no se expresa a través
de los golpes ni de la humillación. Lo único que
provoca actuar de esta forma es miedo, daño y
sufrimiento.
2. «La violencia que ocurre dentro de las familias
es una cuestión privada; no debemos meternos».
La violencia es denunciable y, por ello, callar
cuando se es testigo convierte en cómplices a
quienes lo hacen.
3. «Se aprende mejor a través del dolor: la letra
con sangre entra». Aquellos niños que fueron
criados con un método de violencia aprenden a
no realizar o a reprimir aquellas actividades que
provocan ira en su agresor.
4. «Los gritos e insultos no dejan secuelas en
los niños». Con los avances de los estudios en
psicología, se ha comprendido que los insultos
merman directamente la autoestima.
5. «Mis padres me pegaron y yo crecí bien».
Aquellas personas que fueron educadas con
violencia presentan, en el futuro, una menor
autoestima y resultados académicos limitados.
Asimismo, suelen ser más hostiles y agresivos,
menos independientes y más proclives al abuso
de sustancias peligrosas durante su adolescencia.
6. «Una palmada a tiempo es más efectiva para
poner límites que hablar o intentar convencer».
Si bien la violencia consigue objetivos a corto
plazo, no enseña obediencia; enseña cómo evitar
un castigo.
7. «Los niños de hoy no son como los de antes. No
respetan la autoridad de los adultos». De la misma
manera, se sostiene que los adultos de hoy no son
los mismos adultos de antes. Ello se debe a que
la humanidad evoluciona y crece generación tras
generación.
8. «Te pego por tu propio bien». Esta acción
compromete el desarrollo físico, social y
emocional de las personas.
Como se entiende a partir del párrafo anterior, la
violencia es parte de una cultura que normaliza
este comportamiento. Por este motivo, en algunos
contextos, las víctimas de violencia podrían no
notarlo y soportar situaciones que comprometen
su desarrollo físico, social y emocional en diversas
áreas del desarrollo humano. Uno de los escenarios
en los que existe interacción social es el ambiente
universitario. En este, los jóvenes están inmersos en
un espacio de constante intercambio social y ponen a
prueba tanto las creencias adquiridas en sus familias
como sus valores morales.
Por otro lado, la violencia es conocida como el uso
intencionado de la fuerza física o del poder real o
amenaza contra uno mismo, otra persona, grupo o
comunidad, que tiene como resultado lesiones, muerte,
daño psicológico, mal desarrollado o privación de
algún tipo (Krug et al., 2002). Asimismo, se clasica
en tres tipologías: (a) violencia autoinigida, (b)
violencia interpersonal y (c) violencia colectiva.
• La violencia autoinigida se subdivide en
suicidio y autoabuso. La primera incluye
pensamientos suicidas, intentos de suicidio,
autolesión deliberada y los suicidios consumados.
El autoabuso se reere a actos como la
automutilación (Krug et al., 2002).
• La violencia interpersonal se clasica en
violencia familiar y de pareja, y violencia
comunitaria. La primera se reere a la violencia
entre miembros de la familia y/o parejas íntimas.
En este tipo de violencia, se incluye el maltrato
infantil, la violencia de pareja y el abuso hacia
los adultos mayores. Por otro lado, la violencia
comunitaria se genera entre personas que no
están relacionadas y que pueden o no conocerse.
En este tipo de violencia, se incluyen la violencia
juvenil, los actos de violencia al azar, la violación
sexual por parte de extraños y la violencia en
entornos institucionales como centros de estudio,
lugares de trabajo u otros (Krug et al., 2002).
• La violencia colectiva se subdivide en violencia
social, política y económica. A diferencia de
las precedentes, esta es cometida por grupos
organizados o por los Estados, en muchos casos
relacionados con una agenda política y social
concreta. En esta categoría, se incluyen los
grupos terroristas, las guerras, la violencia estatal,
la negación de acceso a servicios esenciales,
la fragmentación económica y otros similares
(Krug et al., 2002).
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Navarro-Castillo, Y., Romo, P. (2022). Tierra Nuestra, 16(1), 41-48. DOI. https://doi.org/10.21704/rtn.v16i1.1903
Enero - Junio 2022
Según la Ocina de Drogas y Crimen de las Naciones
Unidas (UNODC, 2019), el homicidio intencional es el
crimen por excelencia y tiene efectos que sobrepasan
la pérdida de una vida humana. Por ejemplo, puede
arruinar la vida de la familia, la comunidad de la
víctima, y contribuye en crear un entorno violento
que genera un impacto negativo en la sociedad, la
economía y las instituciones gubernamentales.
Con nes estadísticos, según la UNODC (2019), la
muerte de una persona por homicidio intencional
presenta las siguientes características:
• El asesinato de una persona por otra persona
(elemento objetivo)
• La intención del autor de matar o herir gravemente
a la víctima (elemento subjetivo)
• La ilegalidad del asesinato (elemento legal)
Por otra parte, el riesgo de sufrir una muerte violenta
como resultado de un homicidio intencional a nivel
global ha disminuido en términos relativos. En 2017,
la tasa de víctimas por homicidio a nivel mundial
fue de 6,1 por 100 000 habitantes en comparación a
1993, cuando alcanzó 7,4. Sin embargo, en términos
absolutos, la data muestra un incremento de los
homicidios intencionados de 362 000, en 1990, a 464
000, en el 2017 (UNODC, 2019).
Además, en el 2017, tanto en términos relativos
como absolutos, la mayor cantidad de homicidios
intencionales ocurrieron en las Américas, con 17,2
víctimas por 100 000 habitantes, y 173,000 víctimas
totales. Asimismo, las actividades criminales causan
más muertes que los conictos y guerras combinadas.
Al respecto, 464 000 víctimas de homicidio
sobrepasaron a 89 000 muertes generadas por
conictos y 26 000 muertes generadas por terrorismo
(UNODC, 2019).
En el caso de América Latina, la tasa de homicidios
es aún mayor. Esta alcanza los 19,5 por 100 000
habitantes. Especícamente, El Salvador (62,1),
Venezuela (56,8), Honduras (41,7) y Brasil (30,5) son
los países que alcanzaron mayores índices (UNODC,
citado en Rettberg, 2020).
Asimismo, con respecto a la información sobre
homicidios intencionados a las mujeres, se indica que
87 000 mujeres sufrieron de homicidio intencional
en 2017, de las cuales más de la mitad (58%) fueron
asesinadas por familiares o parejas. Resalta que a
pesar de que el número de víctimas de homicidio
intencionado son en su mayoría hombres, cuando se
trata de homicidio por parejas o familiares y solo por
parejas, la mayor cantidad de víctimas son mujeres, lo
cual corrobora la existencia de crímenes relacionados
con la desigualdad de género y demuestra su
incremento en los últimos años (UNODC, 2019).
En concordancia con lo anterior, el feminicidio es un
fenómeno de creciente atención en América Latina.
Además, las mujeres son las víctimas más recurrentes
de la violencia sexual por parte de sus parejas íntimas
(33% de los casos). Por ejemplo, según Bott et al.
(2019), en 2017, el 30% de las mujeres peruanas
reportaron haber sido víctimas de violencia por
parte de sus parejas íntimas. Asimismo, Perú junto
con Colombia son los países con mayores casos de
violencia por parte de sus parejas íntimas (UNODC,
citado en Rettberg, 2020).
Además, con respecto a los niños, adolescentes y
jóvenes, se estima que 205 153 niños de 0 a 14 años
fueron víctimas de homicidio durante el período
2008-2017, de los cuales 59% eran hombres, y 41%,
mujeres. En el mismo periodo, un total de 1 691 869
adolescentes y adultos jóvenes de entre 15 y 29 años
fueron asesinados intencionalmente, de los cuales
el 86% eran hombres, y el 14%, mujeres (UNODC,
2019). En el caso latinoamericano, la mitad de las
víctimas tienen entre 15 y 29 años. En estos casos,
la violencia fue la principal causa de muerte entre los
jóvenes (UNODC, citado en Rettberg, 2020), y, por
ende, genera mucha preocupación en la sociedad y
requiere atención de manera prioritaria.
Así como en el caso de homicidios a mujeres, en el
caso de niños, adolescentes y jóvenes, la violencia en
general causa un impacto que trasciende la muerte
o afectación física de las víctimas. Al respecto,
de acuerdo con Jaitman et al. (citado por Rettberg,
2020), la violencia genera impactos económicos: ha
alcanzado el 3,55% del PBI de Latinoamérica y, con
ello, ha superado a Estados Unidos (2,75%) y a Reino
Unido (2,55%), entre otros.
2. Metodología
El enfoque de la investigación estuvo basado en el
análisis cuantitativo de la encuesta; y el estudio fue
exploratorio de tipo cuantitativo, basado en una
muestra no probabilística, con encuestas realizadas
al azar. La principal fuente de información analizada
procedió de encuestas realizadas al azar a estudiantes
de la Universidad Nacional Agraria La Molina.
Asimismo, el diseño de la investigación fue
transversal, ya que se analizaron las variables en un
solo momento para medir el nivel de percepción de
violencia en los estudiantes. El tipo de investigación
fue no experimental, pues no se realizó ninguna
manipulación de las variables y se recolectaron los
datos en el estado natural de los individuos.
Para resolver las hipótesis propuestas, se realizó una
encuesta a 100 alumnos universitarios, en las cuales
el 54% se identicó como género femenino; el 45%,
como masculino, y el 2%, como género no binario.
Además, la muestra de alumnos encuestados tenía
un rango etario entre los 18 y 22 años. Las preguntas
se enfocaron en conocer la percepción de cada uno
Percepción de violencia en jóvenes universitarios en relación con el género y el lugar
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Enero - Junio 2022
sobre la violencia que pudieron o no haber sufrido
en los diferentes ambientes que frecuentan como la
universidad, sus hogares, el transporte público, entre
otros que fueron mencionados por los encuestados.
Sobre la base de la problemática expuesta, se
determinaron las siguientes hipótesis para vericar
los niveles de violencia en la población universitaria
de Lima Metropolitana.
• H1: Los jóvenes universitarios han percibido ser
víctimas de violencia en algún momento de sus
vidas.
• H2: Las personas del género femenino tienen
una percepción más alta de violencia que las
personas del género masculino.
• H3: Los estudiantes universitarios han sufrido
más de un tipo diferente de violencia.
• H4: Estudiantes femeninas sufren en mayor
porcentaje diferentes tipos de violencia.
• H5: Los estudiantes sufren violencia en diferentes
lugares.
La estructura de la encuesta constó de seis preguntas.
En estas, se buscó caracterizar a los individuos de la
muestra y se respetó el anonimato de las respuestas
para procurar sinceridad y evitar el sesgo en las
respuestas recolectadas. Además, se profundizó
con preguntas en cadena que permitieran llegar a
un nivel mayor de recolección de información y se
consideraron factores abstractos de observación que
permitieran comprender, de manera subjetiva, las
respuestas de los estudiantes. Asimismo, el estudio
analizó las siguientes variables: (a) género, (b) tipo
de violencia y (c) lugar donde sufrieron violencia.
3. Resultados y análisis de datos
Los resultados obtenidos fueron ordenados para
dar respuesta a cada hipótesis propuesta en el
título anterior. La principal interrogante se enfocó
en encontrar hallazgos sobre la existencia de
la percepción de la violencia en una población
especíca como los estudiantes universitarios. Luego,
para amplicar la comprensión de los hallazgos, se
plantearon las hipótesis especícas, que lograrían
tener una visión más clara de una abstracción como
la percepción, la cual depende de la captación de
complejas circunstancias ambientales que dieren
para cada individuo (Vargas, 1974).
En el caso de la hipótesis general, se le consultó a
los encuestados si habían percibido ser víctimas de
violencia en algún momento de sus vidas, a lo que el
56,4% respondió que efectivamente había percibido
algún tipo de violencia y el 30,7% manifestó no haber
sido ni víctima ni testigo de violencia, tal como se
observa en la Figura 1.
Figura 1
Percepción de violencia general por los estudiantes
universitarios
En este sentido, las respuestas de los estudiantes
universitarios respaldan la primera hipótesis (H1): 1
de cada 2 estudiantes habrían sido o, en su defecto,
percibido ser víctima de alguna situación de violencia
en algún momento de su vida. En efecto, el resultado
obtenido indicó que el 56,4% del total de entrevistados
habría sufrido al menos algún tipo de violencia en su
vida; y el 30,7% indicó no haber percibido ningún
tipo de violencia a la fecha. Por último, el 12,9%
respondió que no sabrían decir si efectivamente han
sido víctimas de un acto de violencia.
Este resultado se refuerza con el hallazgo de Tlalolin
(2017), quien, en su investigación, encontró que
4 de cada 10 universitarios fueron víctimas de
violencia en el contexto universitario. En este punto,
es importante comprender que, en países como el
Perú, la normalización de la violencia hace difícil su
identicación, por lo que algunas de las respuestas
se habrían dado por falta de reconocimiento. Un
factor para considerar puede ser el hecho mismo de
que la pregunta es bastante sensible, y, a pesar del
anonimato, podría intimidar a las personas. Esto se
manifestó al momento de realizar las encuestas,
cuando, en aquella circunstancia, se mostraron
situaciones de vergüenza como bajar la mirada y
otras posturas de incomodidad, lo cual podría dar
indicio de que el porcentaje de quienes han pasado
por alguna situación de violencia sea mayor al 56%
y de que podría existir un porcentaje adicional oculto
en el 12,9% que prerió reservar su respuesta.
Para dar respuesta a la primera hipótesis especíca,
los estudiantes fueron segmentados en aquellos
que manifestaron haber percibido alguna situación
de violencia en la primera pregunta y los mismos
clasicados según su género. El objetivo fue evaluar
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si efectivamente son las personas de género femenino
quienes experimentan más episodios violentos. Como
se observa en la Figura 2, el 67% de estudiantes que
respondieron haber percibido algún tipo de violencia
era del género femenino.
Sobre la base de los resultados obtenidos para la
primera hipótesis especíca (H2: las personas del
género femenino tienen una percepción más alta de
violencia que las personas del género masculino),
efectivamente, se conrma que, entre los estudiantes
universitarios que manifestaron haber percibido
alguna situación de violencia, clasicados por
sexo, un 67% fueron mujeres, es decir, 2 de cada
3 estudiantes universitarios. Ello conrma que
son las mujeres quienes tienden a ser las que, con
mayor frecuencia, reconocen percibir situaciones de
violencia en su entorno cercano, comparadas con los
varones. Esta percepción puede ser interpretada como
signo de ocurrencia; por ello, más adelante se indaga
sobre los tipos y lugares de ocurrencia.
La hipótesis especíca H3, que buscaba comprobar
si los estudiantes universitarios han sufrido más de
un tipo diferente de violencia en algún momento
de sus vidas, fue resuelta con la pregunta sobre los
diferentes tipos de violencia que han sufrido. Entre
las alternativas sugeridas se consideraron la violencia
sexual, psicológica y física. Dado que las respuestas a
esta pregunta eran de opción múltiple, los estudiantes
tuvieron opción de marcar una o más de una en
simultáneo. De esa manera, no se limitaría la opinión
de los encuestados y se ampliaría el espectro de
comprensión de los diferentes tipos de violencia (ver
Figura 2
Percepción de violencia por el género
Figura 3).
Como se observó en la Figura 3, entre quienes
manifestaron haber percibido alguna situación de
violencia, el tipo más frecuente fue la psicológica, la
cual fue manifestada por el 75% de los estudiantes. Este
tipo de violencia pasa muchas veces desapercibido
o es menospreciado al momento de comunicarlo o
de presentar denuncias en las comisarías. En casos
extremos, de no prestarles la atención debida, los
resultados pueden ser letales. El segundo tipo de
violencia más recurrente mencionado fue la violencia
física, expresada por el 32% de encuestados. Por
último, la violencia sexual fue mencionada por el 28%
de encuestados. Para ello, al momento de realizar la
pregunta, se explicó que su concepto incluía acoso,
hostigamiento sexual y tocamientos indebidos.
En la descripción de los resultados, dado que la
comparación entre los diferentes tipos de violencia
se realiza de manera independiente para cada uno
de los géneros, sería mejor describir los resultados
de forma separada. Como se aprecia en la Figura 4,
en el grupo de quienes manifestaron haber percibido
situación de violencia sexual, la mayoría de los casos
fueron expresados por mujeres (94%), mientras, en el
caso de hombres, solo lo manifestó el 6%. En el caso
de la violencia psicológica, el 67% fue manifestado
por mujeres; el 33%, por hombres. Por último, la
violencia física fue percibida por mujeres en el 69%
y por hombres en el 31%. Si bien la ocurrencia es
menor cuantitativamente, no es desestimable. En
el año 2017, la cantidad de denuncias por maltrato
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masculino en el hogar fue de 2882 casos, de los cuales
la mayor proporción representada fue de jóvenes y
adultos mayores (Andina, 2017).
En cifras generales, la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco, 2019) comunicó que 6 de cada 10 niños y
adolescentes han sido golpeados al menos una vez en
sus hogares, lo cual involucra a la violencia física.
Por otro lado, en el caso de la violencia psicológica,
más del 70% de los niños y adolescentes han sufrido
maltrato psicológico en sus hogares; el 42% ha recibido
insultos; el 33%, humillaciones; 30%, desaprobación;
25%, apodos hirientes; 17%, amenazas, y 16%, burlas
(Unesco, 2019). Finalmente, en cuanto a la violencia
sexual, la Unesco (2019) determinó que más del 35%
de los niños y adolescentes han sufrido alguna forma
de violencia sexual. Sobre la base de los reportes de la
Fiscalía, al menos 20 500 niños y adolescentes fueron
víctimas de delito de abuso sexual y actos contra
el pudor; de estos, 500 terminaron en homicidios;
además, más del 80% de los casos fueron de niñas y
mujeres adolescentes.
Figura 3
Tipo de violencia percibida
Figura 4
Tipo de violencia percibida por género
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Por último, la respuesta a la hipótesis especíca H5,
que permitió conocer los espacios donde se habrían
producido estos eventos de violencia, se presenta en
la Figura 5. La pregunta de alternativa múltiple evitó
limitar la respuesta de los estudiantes y conocer más
objetivamente los distintos espacios donde pudieron
ser víctimas de violencia. A partir de la gráca, se
comprende que los tres lugares más recurrentes
fueron la calle (51%), dentro del colegio (46%) y
dentro del propio hogar (44%).
Figura 5
Lugar de percepción de violencia
4. Conclusiones
Aunque los resultados basados en una muestra no
probabilística no permiten extrapolar a una población
mayor, a manera exploratoria deja evidencia de que,
de los estudiantes participantes en el estudio, al
menos 1 de cada 2 ha sido víctima de algún tipo de
violencia en algún momento de su vida. Ciertamente,
el 56% manifestó ello. Este porcentaje pudo ser
mayor si se considerasen las respuestas ocultas dentro
de la categoría «No sabe/no opina» por el carácter
comprometedor de la pregunta. Incluso, los jóvenes
entre 18 y 22 años han sido víctimas de diferentes
tipos de violencia que escapan al control de sus
padres y familiares que, en primera instancia, buscan
salvaguardar la integridad de sus hijos.
Por otro lado, los centros educativos primarios
y secundarios han sido mencionados por los
encuestados como lugares donde en algún momento
han sufrido cuadros de violencia. Esto lleva a la
conclusión de que la violencia escolar denominada
bullying es más común y normalizada de lo que una
población esperaría, y que es un punto importante
que debe sanarse si es que se quiere reconstruir una
sociedad con casos de violencia.
Por último, la encuesta permite proyectar la
implementación de políticas más rigurosas y el
aumento de la sensibilización de la comunidad
universitaria para minimizar los niveles de violencia
que pudiesen existir entre compañeros de aula, así
como atender las necesidades de situaciones ocurridas
en diferentes locaciones.
Conicto de intereses
Los autores no incurren en conictos de intereses.
Rol de los autores
YN: Conceptualización, Investigación, Escritura-
Preparación del borrador original,
PR. Redacción-revisión y edición.
Fuentes de nanciamiento
Esta investigación no recibió ninguna subvención
especíca de ninguna agencia de nanciación, sector
gubernamental ni comercial o sin nes de lucro.
Aspectos éticos / legales:
Los autores declaran no haber incurrido en aspectos
antiéticos ni haber omitido normas legales.
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ORCID y correo electrónico
Yulissa Navarro
https://orcid.org/0000-0002-
5163
Pablo Romo
https://orcid.org/0000-0003-
4563-3461
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