Raíces históricas de cuerdas separadas de la agronomía y los marginados
conocimientos originarios en las universidades de Cusco y Ayacucho
Historical roots of separate strings of agronomy and the marginalized originary knowledge in the
universities of Cusco and Ayacucho
DOI: https://doi.org/10.21704/rtn.v18i2.1931
© Los autores. Este artículo es publicado por la revista Tierra Nuestra del Departamento Académico de Ciencias Humanas
de la Facultad de Economía y Planicación, Universidad Nacional Agraria La Molina. Este es un artículo de acceso abierto,
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Forma de citar el artículo: Calderón , C. (2024). Raíces históricas de cuerdas separadas de la agronomía y los marginados
conocimientos originarios en las universidades de Cusco y Ayacucho. Tierra Nuestra, 18(2), 128 -141. https://doi.
org/10.21704/rtn.v18i2.1931
Constantino Calderón Mendoza1
1 Universidad Nacional Agraria La Molina, Lima, Perú.
* Autor de correspondencia: ccalderon@lamolina.edu.pe
* https://orcid.org/0000-0002-4289-2110
Recibido: 2/02/2024; Aceptado: 1/10/2024; Publicado: 30/12/2024
Resumen
Se explora, a partir de su contexto, la historia de las Facultades de Agronomía, creadas a nales
de la década de 1950 en la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC) y la
Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga de Ayacucho (UNSCH). Estas instituciones son
importantes como parte de la política de control de Estado; en razón de ello, su fundación se remonta
a la época temprana del periodo colonial. A partir de su origen histórico se propone comprender por
qué la ausencia del componente intercultural bilingüe en el contenido curricular de la formación
agronómica en estas dos regiones con población mayoritaria indígena rural quechuahablante. Este
artículo empieza con la referencia a la colonialidad en la educación superior; luego, describe el
contexto de la creación de la carrera de agronomía; y, a continuación, se especica la historia de
la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC),
seguida de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga
(UNSCH). De ello se desprende que la política de educación superior del Estado es históricamente
excluyente de los conocimientos originarios de agricultura y su cosmovisión epistémica en la
formación del agrónomo; los conocimientos originarios se han invisibilizado con discursos
políticos limeño-centralistas tildándolos de rémoras, inferiores, no cientícos, entre otros; pero
paradójicamente, al presente, más del 70% de demanda nacional de alimentos se produce con dichos
conocimientos originarios que practica la agricultura familiar. Se naliza con algunas conclusiones
previas conducentes al entendimiento de la ausencia de la formación intercultural bilingüe, como
sería lógico esperar que haya en dichas regiones de alta densidad de agricultura andina campesina y
del habla quechua. La falta de inserción de la educación superior agronómica intercultural bilingüe
Tierra Nuestra 18(2): 128- 141 (2024)
Tierra Nuestra
ISSN 2519-738X (En línea), ISSN 1818-4103 (Impresa)
https://revistas.lamolina.edu.pe/index.php/tnu
ARTÍCULO ORIGINAL –RESEARCH ARTICLE
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se debe a la política de Estado denida en la Constitución nacional, el Congreso de la República y el
gobierno ejecutivo. Creemos que detrás de ello hay un aspecto más profundo de carácter histórico:
la forma de pensar colonial naturalizada.
Palabras clave: agronomía, intercultural, bilingüe, educación superior.
Abstract
This article explores the history of the agronomy faculties, created in the late 1950s at the Universidad
Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC) and the Universidad Nacional de San
Cristóbal de Huamanga in Ayacucho (UNSCH), from a contextual perspective. These institutions
are important as part of the policy of state control; for this reason, their foundation dates back to
the early colonial period. By examining their historical origins, this study seeks to understand the
absence of bilingual intercultural agronomic training in the curricular content in these two regions
with a majority rural indigenous Quechua-speaking population. This article begins by referencing
coloniality in higher education; then describes the context of the creation of the agronomy degree. It
then species the history of the Faculty of Agronomy of the Universidad Nacional de San Antonio
Abad del Cusco (UNSAAC), followed by the Faculty of Agronomy of the Universidad Nacional de
San Cristóbal de Huamanga (UNSCH). From this analysis, it becomes evident that the state’s higher
education policy has historically excluded the original knowledge of agriculture and its epistemic
worldview in the training of agronomists. The original knowledge has been made invisible by
centralist political discourses from Lima, which label it as backward, inferior, unscientic, among
other things. However, paradoxically, at present, more than 70% of the national demand for food
is produced with the original knowledge practiced by family farming. The article concludes with
some preliminary conclusions leading to the understanding of the absence of bilingual intercultural
training, which would logically be expected in these regions of high density of Andean peasant
agriculture and Quechua speakers. The lack of inclusion of bilingual intercultural agronomic higher
education is due to state policy dened in the national constitution, the congress of the republic and
the executive government. We believe that behind it, there is something deeper of a historical nature:
the form of naturalized colonial mindset.
Keywords: agronomy, intercultural, bilingual, higher education.
1. Introducción
El objetivo de este trabajo es contribuir a la
comprensión, desde el perl de sus raíces
históricas, de porqué en los programas de
agronomía de las universidades de los Andes
Centrales del Perú, asentados en regiones de
alta densidad de pueblos originarios andinos,
no ha habido voluntad política de incorporar
los conocimientos originarios en sus programas
de formación agronómica y conexos, muy a
pesar de que, en el presente, más del 70% de
la demanda alimentaria nacional se produce con
este componente vivo de la pequeña agricultura
o agricultura familiar (Baca y Cornejo, 2013;
Eguren y Pintado, 2014; Gestión, 2014;
Ploeg van der, 2010). Para ello, se ausculta el
perl histórico de la Universidad Nacional
San Cristóbal de Huamanga (UNSCH) y la
Universidad Nacional San Antonio Abad de
Cusco (UNSAAC), precisamente asentadas en
regiones emblemáticas de intenso desarrollo
endógeno originario y alta vigencia de este en
la actualidad.
2. Materiales y métodos
La producción de este trabajo se ha apoyado en
el método de investigación histórica analítico-
cientíco; en sus dos componentes: heurístico y
hermenéutico (García, 2010). En ese orden, se
ha acudido a las fuentes primarias y secundarias
de información, con estadía tanto en la UNSCH
y UNSAAC. Asimismo, se ha apoyado en el
método de representaciones sociales, cuyo
fundamento fue desarrollado por Jodelet (1986).
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3. Resultados y discusión
3.1. La larga continuidad colonial
El origen de la universidad en el Perú
corresponde a la herencia colonial, caracterizada
por Quijano (2014) y Grosfoguel (2007, 2006)
como reproductora de colonialidad1. Si bien
en el año 1821 se produjo la independencia
de la administración de gobierno político, no
fue así, sobre todo, de la forma de pensar, que
quedó intacta, como rerieron Carnoy (1977)
y Altbach (2001), al enfocar, desde la teoría de
la dependencia, los procesos de colonización
occidental relacionados con las instituciones de
educación.
En efecto, la Real y Ponticia Universidad
Mayor de Lima (hoy Universidad Nacional
Mayor de San Marcos) se fundó en el año 1551,
a escasos 19 años del primer desembarco de
los castellanos en el puerto de Piura. Fue el
dominico Fray Tomás de San Martín el gestor
de esta universidad, con claros propósitos
planteados en la Real Cédula del 12 de mayo
de 1551 a la cual Rodríguez (2008) rerió:
formar teólogos para la evangelización de los
naturales, y formar doctores en leyes para la
administración del virreinato. Ambas misiones
constituyen una ideología de dominación
favorable a la salvaguarda de los intereses de la
corona.
Asimismo, el modelo de la Universidad de
Salamanca se trasladó con la esencia de su plan
de estudios; lo que signicó formar profesionales
que pensasen igual que los peninsulares sin
necesidad de ir a España para tal propósito. Al
respecto, es pertinente considerar la historia
de la Universidad de Salamanca, escrita por
el licenciado Pedro Chacón en el año 1599
(editado por Carabias, 1990), en la que se reeja
la importancia que tenía esta universidad para
la corona española, por lo que realizaba fuertes
1 Se entiende aquí por colonialidad al pensamiento cientíco
moderno que, a partir de su origen en eurocentro, se ha
diseminado en otros pueblos de cultura otra, en los que se
constituyó en centro epistémico ocial de producción de
conocimientos. De ese modo, ha suplantado y relegado a
la periferia la episteme de producción de conocimientos
de esos pueblos, con lo que queda amputada la capacidad
de producción de conocimientos y su producto también
excluido para, con el tiempo, extinguirse. Esto ha sido
estudiado profundamente Aníbal Quijano (2014), Ramón
Grosfoguel (2007), Philip Altbach (2001), entre otros.
inversiones para evitar que otras universidades
europeas le reduzcan el espacio de pensamiento
y conocimiento dominante.
Por otro lado, a los 126 años de la fundación
de la hoy Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, la Corona consideró como una petición
necesaria la creación de la Real y Ponticia
Universidad de Huamanga. Así, fue asentada
el 3 de julio de 1677 por gestión del obispo de
Huamanga, don Cristóbal de Castilla y Zamora.
Al poco tiempo de la creación de esta segunda
universidad, en un lapso de 15 años, se creó
la Universidad San Antonio Abad del Cusco,
mediante la Real Cédula del 1.° de junio de 1692.
Esto indica la gran importancia que tenía para los
propósitos de la colonización la presencia de las
instituciones de educación superior en regiones
clave para la estabilidad del gobierno colonial.
Estas últimas dos universidades
normativamente tuvieron el estatus de
universidad menor, frente a San Marcos de Lima,
que era la universidad mayor. Esto signica
que las universidades de provincia quedaban
subordinadas a la Universidad Mayor de San
Marcos en términos de ir por detrás de ella en los
aspectos pedagógicos, las materias de enseñanza
y lo normativo. Por lo mismo, en las tres
universidades, la enseñanza estaba centrada en
Teología, Arte o Filosofía, y Derecho o Letras/
Leyes.
Estas dos universidades,2 y otras provincianas,
conservaron expresamente su estatus normativo
de universidad “menor” hasta la Ley 7824,
Estatuto Universitario de 1935; vale decir, por
114 años más luego de la declaración de la
independencia del gobierno político. Persistió
de manera sutil esta categorización en la Ley
de 1941, tal como se maniesta en el artículo
393.° (referido a las Disposiciones Generales)
de la Ley Orgánica de Educación (Ley 9359):
«La Enseñanza Superior Ocial se da en la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
de Lima, en las Universidades Nacionales de
Cusco, Arequipa y Trujillo…» (ANR, 2001, p.
159); y se mantuvo hasta el año 1959.
2 La UNSCH fue clausurada el 4 de noviembre de l886; y su
funcionamiento, restablecido el 24 de abril de 1957.
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Por otro lado, la Escuela Nacional de
Agricultura y Veterinaria (ENAV), hoy
Universidad Nacional Agraria La Molina,
creada en 1902, en el año 1959 se convirtió en
referente nacional. Entonces, se tomó en cuenta
su trayectoria y experiencia para la creación
de nuevas carreras de agronomía, como las
que ocurrirían en la Universidad Nacional
San Antonio Abad del Cusco y la Universidad
Nacional San Cristóbal de Huamanga.
Para comprender esa larga continuidad
colonial, se debe considerar la perspectiva
silenciada de los indígenas afectados por la
invasión española. Aquella Independencia,
declarada formalmente el 28 de julio de 1821,
no fue tal ni inclusiva para los indígenas, sino un
cambio de la forma de gobierno y alternancia de
personas, criollos, en el poder con mentalidad
renovada; o sea, ya como colonialidad. Se había
asumido una dependencia disimulada y necesaria
para cuidar la sobrevivencia de la matriz del
modo de vida inyectado por la Colonia, lo que
queda intacto hasta el presente. Por ello, para
tratar la trayectoria de la academia de agronomía
de la UNSAAC y de la UNSCH, ambas ubicadas
en regiones de alta densidad indígena quechua,
previamente, en los siguientes cinco párrafos,
hay que referirse al contexto internacional que
motivó la creación de la ENAV.
A la par que en Europa occidental se
estaban gestando las ciencias experimentales,
especialmente en los siglos XVII y XVIII,
corrían también, tal vez a mayor velocidad,
las aplicaciones tecnológicas que de ellas se
derivaban. Si los cientícos competían por
establecer la verdad universal de manera
«desinteresada»3, había también una incesante
actividad social práctica, que se dedicaba a
tomar los componentes de estos conocimientos
para el desarrollo de nuevas tecnologías que
incidieran en las actividades económicas, con
lo cual redituaban, a corto y mediano plazo,
benecios o riqueza privada a sus gestores.
3 Ese es el imaginario social que se tiene de la ciencia
experimental de los primeros siglos de su trayectoria. Aun
así, es difícil aceptar cómo es que una «cosa» desinteresada
avanzaba con fuerza, considerando que los experimentos
siempre tienen costos, y muchos de ellos muy altos. En
la lógica liberal, alguien debió asumirlos en términos de
obtener benecios privados o sociales en el futuro.
Esto llevó a Europa a un proceso de innovación
tecnológica transformacional denominado
Revolución Industrial por el historiador S. T.
Ashton (1973), que lo sitúa entre 1760 y 1830,
particularmente en Inglaterra.
La Revolución Industrial demandó mano de
obra fabril, lo cual brindó las posibilidades de
otra condición de vida, que indujo la migración
del campo a la ciudad. A su vez, la industria
naciente demandó insumos derivados de las
actividades agropecuarias, por ejemplo, la lana
para la industria textil, e igualmente alimentos.
Por otro lado, tanto las intermitencias de guerra
que Europa vivía, así como la representación
social de la agricultura como fuente de riqueza
económica, propugnada por la teoría económica
siocrática, pusieron en valor el surgimiento
de una eciente actividad agrícola de carácter
privado.
De este modo, luego de un buen avance de
las nuevas ciencias básicas naturales con sus
experimentos muy centrados en los elementos
de la agricultura y la vida animal (Wild,
1992), el desarrollo práctico de las nuevas
tecnologías agrícolas y el establecimiento de
diversas academias de la ciencia básica, la
sociedad europea da paso ocial a la creación
de las escuelas de agronomía. Así, se fundan
las primeras escuelas como la Academia de
Agronomía de Florencia, denominada Academia
dei Georgoli (1753); la Sociedad Real de la
Agricultura de París (1761); el Instituto de
Estudios Agrícolas de Morglin, en Alemania
(1810); las escuelas de estudios agrícolas
de Grignon (1848) y de Ruennes (1849), en
Francia; el Instituto Agrícola de Gembloux
(1860), en Bélgica, etc.
Por otra parte, en 1855, aún no tenía
aplicación agrícola el arado de vapor, pero a
partir de los siguientes años empezó a crecer.
Así, la Royal Agricultural Society, en 1867,
reportó que ya se usaba en 137 fundos, y, en
1871, su uso en Inglaterra había alcanzado un
crecimiento acelerado, a razón de 460 por año,
de modo que, para aquel año, ya existían 2000
arados. Del mismo modo, en 1882, Alemania
ya contaba con 836 fundos que utilizaban esta
máquina. A la par, también en Estados Unidos,
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a partir de 1870, empezó el uso extensivo de la
mecanización agrícola.
En esa misma perspectiva, en México, se creó
la primera Escuela Nacional de Agricultura en el
año 1854, explícita y estrechamente vinculada
con la construcción nacional del progreso y la
modernidad. Asimismo, en 1883, se fundó el
Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria
en Argentina, coincidentemente, luego de la
campaña del desierto del general Roca, a cuya
causa se adhirió la Comisión Cientíca nacional.
Esta manifestó en su informe estar de acuerdo
con el exterminio de los indígenas mapuches
para limpiar la pampa húmeda a n de dedicarla
al desarrollo de la agricultura nacional.
Ahora bien, la ENAV fue creada mediante
una ley que el Congreso de la República
sancionó el 30 de junio de 1900. Está, en su
segundo considerando, expresó lo siguiente:
«Que el primer paso que hay dar para hacer
desaparecer el empirismo cultural, que es
rémora (obstáculo, freno)4, del progreso
agrícola, es el establecimiento de una escuela
teórica-práctica agrícola…» (p. 20).
Asimismo, en el artículo 2 del dictamen
de la ley, se indicó lo siguiente: «La escuela
estará dirigida y regentada por un Director y
tres profesores contratados especialmente en
Europa, …»; y el artículo 7 demandó lo que
sigue: «Asígnase para renta de la Escuela central,
el 5% del valor de la contribución de Predios
Rústicos de toda la República» (Vanderghem,
1993, p. 20). Efectivamente, en el año 1902, se
inician las actividades académicas a cargo de la
misión belga, contratada del Instituto Agrícola
de Gembloux.
Entonces, expuestos los previos
acontecimientos a la creación de ENAV y la
ley que lo sanciona, ahora es más entendible
el espíritu de sus líderes y los argumentos
y directivas de la ley de creación de la
ENAV. En efecto, se había creado para hacer
desaparecer la agricultura indígena que estaba
basada fundamentalmente en el modo cultural
precolombino de producción latente en las
4 En este y en los dos párrafos siguientes, la aclaración entre
paréntesis y los resaltados en negrita corresponden al autor
del presente artículo.
comunidades indígenas, que, a pesar de estar
en condición de proyecto interrumpido por la
invasión española, era la actividad de mayor
ocupación poblacional, dado que la industria en
aquel entonces era aún débil. La eliminación de
esa rémora al progreso agrícola que signicaba
la presencia de la agricultura nativa se haría con
el 5% de la contribución de los predios rústicos
de toda la República, con profesores contratados
especialmente en Europa.
Es decir, se empleó el mismo procedimiento
de los evangelizadores, cuyos denominados
«requerimientos» partían de un supuesto de
que los indígenas «están a la mitad del camino
entre los hombres y los animales» (Kowii,
2005, p. 290). Por lo tanto, el requerimiento
(apropiación) de los territorios indígenas se
justica para transformar su mente, que en
realidad era para suplantarlos (Apel-Marglin,
2004). En suma, el imaginario ocial es la
marcha hacia el progreso. Al respecto Marglin
(2000) citó la armación de S. N. Eisenstadt
referida a la modernización: «… históricamente,
la modernización es el proceso de cambio hacia
los sistemas social, económico y político que
fueron desarrollados en Europa occidental y
Norteamérica desde el siglo XVIII hasta el siglo
XIX» (p. 195). Añadió Marglin (2000): «En
pocas palabras, desarrollo (o modernización)5
signica occidentalización» (p. 195).
3.2. El contexto de la creación de los
programas de agronomía de la UNSAAC y la
UNSCH
En las décadas de 1940 y 1950, el progreso
constituyó el ideario profundo de los gobiernos
peruanos, como consecuencia de la imagen
de avance social que se tiene del mundo
internacional de Occidente, particularmente
de la emergencia cientíca y tecnológica, post
Segunda Guerra Mundial, de los EE.UU. No
es para menos, son las décadas en que culmina
la invención del modelo del código genético
por Watson y Crick, la aplicación intensiva del
carbono 12 en las investigaciones arqueológicas,
y otros.
5 Añadido por el autor.
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Del mismo modo ocurrió post Segunda
Guerra Mundial, cuyas tecnologías bélicas ya
obsoletas se promovían para uso pacíco, por
ejemplo, la energía nuclear. La política mundial
hegemónica era bipolar: el bloque capitalista y
el socialista. Asimismo, fueron los tiempos en
que también ocurría la independización política
de los países colonizados por eurocentro. Es
también la década de la carrera armamentista
de las potencias, en la que tenía que ver el
desarrollo de la ciencia y la tecnología de punta,
y el negocio de las armas hacia el resto del
mundo. Los gobiernos latinoamericanos y los
partidos políticos consintieron y promovieron
la aceptación social de la condición de
subdesarrollados, enunciado por el presidente
Harry Truman en 1949, como una situación
natural. De esta forma, se constituyó la
representación social de subdesarrollados
en todos los niveles sociales que hasta ahora
arrastramos.
En el Perú, también aquellas décadas
constituyen la época de la masicación de
la educación básica, precisamente con el
argumento de su alto valor capital para el
progreso, que a su vez signicaba, según
el discurso de Prado y Ugarteche (1940),
dominar a la «naturaleza indómita, la que
opone tenaz resistencia a la acción humana»6
(p. 26), y qué mejor para ello que la educación
(se sobreentiende cientíca/tecnológica). Se
asume que la cultura es importada, por lo que
debe castellanizarse raudamente a la población
nacional mayoritaria quechua, aymara y otras
lenguas nativas hablantes.
En particular, Prado Ugarteche, en ese
discurso ocial de 1940, expresó lo que
sigue: «… desde la ley hasta los rudimentos
de las artes y las ciencias, tendremos el rme
convencimiento de que el esfuerzo civilizador
es el primero que nos invoca y nos conmina»
(p. 26). En otro pasaje de su discurso, señaló lo
siguiente:
Una de mis primeras preocupaciones es ir
realizando el vasto programa educacional
para transformar la cultura del Perú. Coincide
6 Discurso del presidente Manuel Prado Ugarteche
este plan con un ferviente clamor (…) de
todas las ciudades, pueblos, villas y aldeas
(…) que solicita escuelas y maestros, como
un supremo anhelo del espíritu. Escuelas
y maestros, diseminados por el territorio
nacional, llevarán aquella luz tan largamente
ansiada y contribuirán a esclarecer el espíritu
y a orientar la conciencia democrática del
país. (p. 26-27).
En este sentido, Prado Ugarteche denió
a las universidades como centros de la obra
cultural y cientíca.
Por otro lado, en ese tiempo también los
gobiernos de 16 países del continente americano
celebraron el Primer Congreso Indigenista.
Prado Ugarteche, en su condición de presidente
de la República del Perú, en ese discurso
pronunciado el 28 de julio del 1940 ante el
Congreso Nacional, se rerió a los indígenas
diciendo: «Precisa, en consecuencia, ser objeto
de una radical transformación para hacerlo
ingresar en las corrientes de la vida moderna»
(p. 136). De este modo, la representación ocial
del indígena se reducía al problema económico
y la suplantación cultural. Al respecto, indicó
lo siguiente: «inculcarle, al mismo tiempo, los
conocimientos y orientaciones culturales que
requiera para redimirlo de la ignorancia en que
se encuentra» (p. 136).
Como se aprecia, el discurso de la política
de Prado Ugarteche había apostado por el
«blanqueo» (desarraigamiento) de los naturales:
Estas brigadas, que llegan hasta el hogar
mismo del indio, dedican especial atención a
inculcarle el conocimiento claro y amplio de
la patria (…), combatiendo el alcoholismo
y el cocainismo y todos sus vicios
ancestrales, suministrándole conocimientos
de agricultura y de ganadería, iniciándolo
en las industrias posibles de la región,
interesándolo en la cooperación que deben
prestar al Estado para que no se esterilice
la educación que presta a sus hijos, (…);
en una palabra, llevando al indio de las más
apartadas regiones del territorio la inuencia
de la civilización actual bajo todos sus
aspectos, (…), y hacer de él un individuo
sano de cuerpo y alma, amante de su patria y
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ciudadano útil, (…). (p. 136).
Posteriormente, en el año 1947, se rmó el
Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca
que el Perú pone en vigor a partir de 1950; y
casi simultáneamente se proscriben los partidos
políticos como el APRA y los comunistas.
Precisamente, estas orientaciones de la política
llevaron, desde los primeros años de la década
de 1960, a la institucionalización de la Alianza
para el Progreso con los EE. UU, que implicaba
componentes académicos y culturales que,
desde la perspectiva del progreso, inuyeron en
los países del continente.
En este encuadre, la política dominante de los
gobiernos peruanos se centró en el liberalismo
económico, basado en la exportación de las
materias primas tradicionales que, por efecto
de la guerra de Corea y la reconstrucción de
Europa, mantuvo el precio internacional alto,
lo cual permitió, por ejemplo, al presidente
Manuel Odría aplicar una política económica
liberal populista.
Estas son las décadas del mayor impulso
de los grandes proyectos de irrigaciones con
nanciamiento mediante crédito internacional.
Se produjeron las inmigraciones masivas de
la zona rural y ciudades provincianas hacia
la ciudad capital, con lo cual se gestaron sus
poblaciones periféricas. Además, el Perú
raticó el convenio internacional de creación
del Fondo Monetario Internacional y el Banco
de Reconstrucción y Fomento. Se reformó la
administración pública con la asistencia técnica
de una Misión económica y nanciera de los
EE.UU. El ex presidente de la nación Manuel
Prado y Ugarteche vivía en Francia y volvía
al Perú faltando 15 días para reelegirse. Así,
la mente gobernante tenía naturalizado que los
indígenas y toda su tradición eran inútiles.
3.3. La agronomía en la Universidad Nacional
San Antonio Abad del Cusco
A 25 años de vida institucional de la ENAV, se
iniciaron las primeras tentativas de creación
de la agronomía en la UNSACC. En efecto,
en el año 1927, se elaboró el anteproyecto
de reorganización de esta casa de estudios a
cargo de una comisión que contaba entre sus
miembros al historiador y profesor de esta
universidad Luís E. Valcárcel, y también a José
Uriel García, cuyas manifestaciones a favor
del indígena eran de conocimiento público.
También, en aquel entonces, lo indígena se
había convertido en tema académico y político
controversial. Sin embargo, la propuesta de
creación de la agronomía se fundamentó en
una visión productivista, que realzaba las
excelentes ventajas geográcas del Cusco para
la producción de cultivos anuales, industriales
y tropicales. De esta suerte, en el artículo 291
del estatuto universitario de 1928, se expresó
que el Instituto de Agricultura y Ganadería de
la UNSAAC se formará sobre la base de la
Granja Escuela de K´ayra que estaba a cargo del
Ministerio de Agricultura.
Luego, José Uriel García, en 1944, como
senador por Cusco, presentó el proyecto de ley
de creación de la Facultad de Agronomía con las
mismas prerrogativas que la ENAV. Este hecho
da a entender que el pensamiento indigenista
del cusqueño José Uriel García no se orientaba,
pues, a reivindicar el rebrote y la reproducción
de los conocimientos precolombinos de
agricultura, sino que propugnaba que el indígena
se asimile a la modernidad agrícola proveniente
de eurocentro. Posteriormente, el año 1947 se
dedica al análisis del plan de estudios de los
centros de enseñanza agronómica de La Molina
(ENAV) y del Río de la Plata (Argentina); y
se aprueban becas para los mejores alumnos
económicamente pobres para que sigan estudios
de agronomía en la ENAV.
Entre 1948 y 1951, la acción se orientó hacia
la sensibilización de la sociedad cusqueña para
hacer presión ante el gobierno; y también se
dedicó a gestiones previas necesarias para la
creación. De este modo, el Dr. Jorge Chávez
Chaparro, profesor de la UNSAAC, en el
Congreso de Botánica de Tucumán (Argentina)
de octubre de 1949, presentó la ponencia
«Creación y Funcionamiento en la Universidad
del Cusco de un Instituto de Investigación para
el estudio de plantas nativas, domesticadas y
conocidas por los antiguos peruanos». Con esta,
logró que el Congreso recomendara al gobierno
peruano la creación de dicha propuesta. La
idea de esta creación se promovía con el valor
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de lo prehispánico, pero la propuesta formal se
sujetaba también a las propuestas manantes del
progreso.
Avanzando en esta dirección, en el Acta
de Sesión de la Facultad de Ciencias de la
UNSAAC del 13 de diciembre de 1955, se
aprobó el proyecto de la creación de la Sección
de Agronomía, presentado por el Dr. Jorge
Chávez Chaparro, en el que se jó la orientación
que tendría el plan de estudios. La sugerencia
del catedrático Fano Rodríguez fue la siguiente:
Los Planes y Programas de la Sección de
Agronomía sean idénticos a los de La Molina
(ENAV)7, pues con esta medida se daría
facilidad a los alumnos para que puedan
trasladar sus matrículas indistintamente de
una universidad a otra, ya que poniéndose
en el caso de que en esta universidad se
crean los primeros años i se presenten
dicultades posteriores para la creación
de años superiores, los alumnos se verían
grandemente perjudicados para trasladar su
matrícula a otra universidad si los Planes y
Programas no son iguales. (UNSAAC, 2006,
p. 11)
Como se aprecia, abandonaron lo planteado
en Tucumán. Asimismo, la sugerencia de Fano
Rodríguez fue consiguientemente corroborada
por la propuesta del Dr. Sergio Quevedo:
(…) desde el primer año de la nueva
Sección, la enseñanza sea especializada;
por consiguiente, cuente con un plantel de
profesores especializados i que los Planes y
Programas que deban seguir sean idénticos a
los de la Molina, para bien de los alumnos.
(UNSAAC, 2006, p. 11)
De este modo, la orientación del contenido
del programa de estudios se redujo a una
previsión pragmática, y en cierta manera a lo
anecdótico: que sea idéntico al de la ENAV para
el bien de los alumnos.
En marzo de 1956, se aprobó este
proyecto en el Consejo Universitario y entró
en funcionamiento, como dependencia de la
Facultad de Ciencias, el 4 de abril del mismo
7 Aclaración del autor.
año hasta el 26 de septiembre de 1957. Luego,
al parecer apremiado por la reorganización en
que estaba la UNSAAC, se convirtió en Sección
Autónoma hasta adquirir la categoría de Facultad
de Agronomía el 22 de abril de 1960. A partir de
1984, se constituyó en Facultad de Agronomía y
Zootecnia (FAZ), con dos secciones de carrera
profesional: Ciencias Agrarias y Zootecnia.
Ahora bien, desde sus inicios, la trayectoria
curricular de agronomía ha estado centrada en
el paradigma de las ciencias positivas, como
lo es la posición dominante de la agronomía
a nivel mundial. Se sigue esa línea epistémica
de origen eurocéntrico8 para «leer» y operar
el paisaje andino peruano (país de montaña).
De este modo, el paisaje peruano tiene dos
lecturas operativas divergentes; así: un suelo en
paisaje de laderas para el campesino andino es
cultivable y es bueno para el cultivo de papa;
mientras que, para el ingeniero agrónomo,
ese suelo se clasica como apto solo para
actividades forestales de conservación (Manuel
Valencia, agrónomo, Mg.Sc. en clasicación de
suelos. Comunicación personal, 2000).
Luego, en el plan de estudios de 1956-1960,
en el primer año de estudio, se introdujo dos
materias de idiomas: inglés y francés. Por el
lado de la tecnología se impartió Maquinaria
Agrícola. Las demás materias correspondían
principalmente a las ciencias básicas naturales
orientadas a la agricultura. En los siguientes
años, se establecen materias como Cultivo
I: tuberíferas; Industrias de la Granja;
Silvicultura; Cultivo II: cereales; Bovinotecnia;
auquenotecnia; Viticultura; Enología, etc.
El plan de estudios de 1960-1969 ha seguido
la misma tendencia con la excepción de que ya
no aparecen el idioma francés ni el inglés, y se
introduce la materia Archivo vivo de plantas.
La siguiente innovación del plan de estudio
con la nominación de Ciencias Agrarias de 1969-
1984 fue dado por el gobierno revolucionario del
General Juan Velasco Alvarado en atención al D.
L. 17437. Se cambió la organización académica
por el sistema de currículo exible con materias
8 El término eurocentro reere a los países de Europa que
dieron origen cultural a la ciencia experimental moderna
aplicada en agricultura.
Raíces históricas de cuerdas separadas de la agronomía y los marginados conocimientos originarios en las universidades de
Cusco y Ayacucho
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valoradas en créditos. Por ello, se crearon
las áreas académicas de Suelos y Química
Agrícola, Ingeniería Agrícola, Aclimatación y
Mejoramiento de Plantas, Producción Agrícola,
Sanidad Vegetal y Socio-economía Agrícola.
Asimismo, los cursos nuevos fueron Genética
y Mejoramiento de Plantas, y Cooperativismo
y Planicación Agropecuaria. De esta manera,
el currículo se acentuó en la orientación hacia
las especialidades que demandaba la nueva
organización académica.
En el plan de estudios de 1984-1995,
la orientación curricular incidió en las
áreas académicas. En virtud de ello, bajo el
liderazgo de Oscar Blanco Galdós, el área de
mejoramiento de plantas se acentuó con cuatro
materias: Fitomejoramiento General, Genética
Agrícola II, Fitomejoramiento Especial y
Recursos Fitogenéticos. Igualmente, el área de
Ingeniería Agrícola se realzó hacia la topografía,
la mecanización agrícola y las construcciones
rurales; así también, el Área de Suelos
incrementó su número de materias a cinco; el
de Sanidad Vegetal, a siete, comprendiendo
esta tanto a entomología y a topatología.
Además, se crearon dos materias secuenciales
de experimentación agrícola y una electiva
denominada Metodología de Investigación
Cientíca.
Posteriormente, en el plan de estudios de
1995-2006, se mantuvieron las áreas realzadas,
y se enriqueció la ingeniería agrícola con
materias de irrigación y manejo de cuencas. En
Suelos, se añadió la materia de Clasicación
y Taxonomía de Suelos, y se introdujo, en el
Área de Producción Agrícola, las materias de
Biodiversidad de cultivos andinos, Manejo de
semillas, y se enfatizaron los sistemas agrarios
con cuatro materias. Este es el plan de estudios
que rige actualmente en la formación del
agrónomo.
Sin embargo, existe en cartera la propuesta del
Plan Curricular 2004. Esta aspira a sintonizarse
con las exigencias de la globalización que
el poder occidental impone a nivel mundial.
De este modo, se proponen materias como
Biotecnología, Formulación y Evaluación de
Proyectos, Evaluación de Impacto Ambiental,
Sistemas de Información Geográca, Defensa
Nacional, Constitución Política (nacional), y
Ética y Sociedad.
En lo referente a la labor de investigación,
un previo recuento secuencial de las normas
universitaria desde 1918 permite apreciar que
en la Ley 10555, promulgada en 1946 durante el
gobierno de Luís E. Bustamante y Rivero, aparece
como una razón fundacional de la universidad
la función de investigación. Sin embargo, a
tres años de su vigencia, fue derogada por el
gobierno militar de Manuel Odría y retomada
la Ley 9359 de 1941. Recién en la Ley 13417,
de 1960, dada por el gobierno de Manuel Prado
Ugarteche, se explicitó la investigación cientíca
como actividad de la universidad.
A pesar de ello, desde el año de la fundación
de Agronomía de la UNSAAC en 1956, ya existe
una tesis sobre el pH del suelo, registrada como
el número uno en la biblioteca de la FAZ en
K’ayra. Entonces, esto indica que, en la Facultad
de Ciencias, orientada a la biología y de la que
era docente Jorge Chaparro, ya había previos
trabajos de investigación dirigido a la agricultura,
que sería una suerte de acción emparejada
a su ya mencionado planteamiento de 1949
en el Congreso de Botánica de Tucumán. No
obstante, debe tenerse en cuenta que la ENAV,
desde el año 1906, había establecido estaciones
experimentales, cuyo modelo era visible para la
UNSAAC, como se reere en el acta fundacional
de la Sección de Agronomía. En razón de ello, en
la biblioteca de la FAZ, se registran 1378 títulos
de trabajos de investigación (tesis) al año 2004.
Si bien desde la creación de la carrera, las
investigaciones vía tesis para optar el título
profesional fueron realizadas regularmente, en
1962, se creó la Sección de Investigación, que
empezó a funcionar en la Gran Granja de K’ayra
ja de K’ayra. No obstante, en 1970, al tiempo
que se crearon las áreas académicas, cambió de
nombre a Programa de Investigación de Cultivos
Andinos. Sobre la base de esa trayectoria, en
1976, se creó el Centro de Investigación en
Cultivos Andinos (CICA). Esto sirvió para
que, en 1980, el Programa de Agronomía de la
UNSAAC fuera convocado para ser parte de un
proyecto internacional denominado Proyecto de
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Investigación en Sistemas de Cultivos Andinos
(PISCA), que comprometió en el trabajo de
investigación sobre el tema a las universidades
de Cusco, Ayacucho y Puno.
Esta secuencia de acciones investigativas
reivindicó el planteamiento del profesor Jorge
Chávez de 1949. Sin embargo, las justicaciones
de la creación del CICA se centraron en el
contexto sociopolítico internacional agronómico
de la época: el fantasma malthusiano mundial
del crecimiento del hambre y la necesidad
del desarrollo. Un personaje central de este
proyecto fue el agrónomo cusqueño Oscar
Blanco Galdós, egresado de la Universidad
Rural de Río de Janeiro (Brasil), con maestría
en Mejoramiento Genético de Plantas en la
Universidad Nacional Agraria La Molina y
con entrenamiento en recursos genéticos en la
Universidad de Birminghan (Inglaterra). Así,
emergió a los ojos de la academia la existencia
de la agricultura en laderas y en las zonas
altoandinas, en las que eran densos los cultivos
nativos a cargo exclusivo de los agricultores
campesinos quechuas. Por ello, el proyecto
también se centró en el establecimiento de los
bancos de germoplasma, ex situ principalmente,
de tuberosas y raíces, y granos de los cultivos
andinos.
De este modo, el Programa de Agronomía
de la UNSAAC obtuvo nuevas variedades de
papa como la yungay y la tomasa condemayta,
de amplia difusión nacional, y de selecciones
de maíz, quinua, kiwicha, tarwi, oca, olluco,
maswa, raqacha, llacón y achira. Asimismo, los
otros centros de investigación como el de suelos
y abonos, apícola, maquinaria, biodiversidad, y
Sistemas de Información Geográca, centraron
sus investigaciones en la corriente estándar de
las tecnologías agronómicas.
3.4. La agronomía en la Universidad Nacional
San Cristóbal de Huamanga
A diferencia de la UNSAAC, en la Universidad
Nacional San Cristóbal de Huamanga, no se tiene
referencias accesibles de la historia especíca
de la Facultad de Agronomía. Sin embargo, el
origen histórico de esta casa de estudios y las
referencias globales acerca de su trayectoria
permiten tener una visión aproximada del
periplo y de los propósitos de la fundación del
Programa de Agronomía y la lógica en la cual en
la actualidad se desenvuelve.
La colonial Ponticia Universidad de
Huamanga funcionó ininterrumpidamente desde
su apertura inicial en 1704 hasta la emisión del
Reglamento General de Instrucción Pública en
1876, dado por el gobierno de Manuel Pardo,
que declaró clausurada temporalmente las
universidades de Trujillo, Ayacucho y Puno.
Sin embargo, en 1883, fue reabierta por decreto
del general Andrés A. Cáceres; y a los dos años
nuevamente fue cerrada por orden del Prefecto
Pedro Mas. Luego se cerró denitivamente
en 1885 durante la presidencia de Andrés A.
Cáceres, a raíz de los resultados catastrócos
de la Guerra del Salitre entre Chile y Perú,
que desencadenó una aguda crisis económica
gubernamental.
Al respecto, Zapata et al. (2008) añadieron
lo siguiente: «(…) nadie menos que Cáceres
cerró la universidad en su ciudad natal» (p.
160), en referencia a los actos heroicos de
resistencia indígena de los Andes centrales que,
liderada por Cáceres, doblegaron al ejército
invasor chileno. Por otro lado, a ello también
va asociado el síndrome ocial centralista de
ribete colonial de ninguneo9 de los indígenas
subalternizados, por lo que mantuvo cerrada
a las dos universidades de la región andina
(Ayacucho y Puno) clausuradas por el gobierno
de Pardo. Especícamente, la Universidad
Nacional del Altiplano-Puno permaneció
cerrada hasta el año 1961.
En el caso de la universidad de Ayacucho,
después de 100 años de permanecer cerrada,
el 24 de abril de 1957 se ordenó su reapertura
mediante la Ley 12828, con el nombre de
Universidad Nacional San Cristóbal de
Huamanga. Sin embargo, el inicio de sus
actividades académicas tuvo que esperar la
emisión de la Ley 12929 en 1959 (UNSCH-
FCA/EFP AGRONOMÍA, 2004).
Este retraso fue motivado por la lucha por
9 Este es reejado en el dicho típico del Perú, asociado
con el poder político centralista de Lima: «no atiendo a
provincias».
Raíces históricas de cuerdas separadas de la agronomía y los marginados conocimientos originarios en las universidades de
Cusco y Ayacucho
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el control político de la universidad. Hasta
entonces, en más de una ocasión, la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos, por ejemplo,
había sido acusada, con o sin razón, por más de
un gobierno, de ser foco instigador o subversivo.
Para comprender este fenómeno que envolvió
a la UNSCH, es necesario recordar que, en
aquella época (como también hoy), los partidos
políticos seguían la corriente de occidente
moderno: partidos de izquierda o llamados
también progresistas, caracterizados por su
sensibilidad de justicia social; y los partidos
de la derecha o conservadores, caracterizados
por creer en la plena libertad individual
(individualismo) y mantener la línea de la
colonialidad o dependencia del pensamiento
político de eurocentro10 en sus nuevas formas.
Ya para el año 1927 se había añadido dos nuevas
ideologías al existente conservador criollo: la
del partido Alianza Popular Revolucionaria
Americana (APRA), fundado por Víctor Raúl
Haya de la Torre, y la del Partido Comunista del
Perú, fundado por José Carlos Mariátegui.
Ahora bien, la Ley 12828 fue propuesta y
gestionada por el senador ayacuchano Luis E.
Galván con el acompañamiento intensivo del
antropólogo Luís E. Valcárcel, del antropólogo
y novelista José María Arguedas y de Emilio
Romero. El gobierno de Manuel Prado, al
nombrar la primera Junta Organizadora de
la universidad, tomó en consideración este
grupo, al que añadió al ingeniero Emilio Le
Roux, así como a Jorge Súcar y Luis Gamarra
Dulanto. Ellos diseñaron la misión y la visión
de la universidad: formar profesionales, realizar
investigación cientíca y la extensión social
en la región. Ante esto, no se hizo esperar la
reacción del senador por Ayacucho Alberto Arca
Parró, de liación aprista, que fue el autor de la
segunda ley (Ley 12929) que aplaza la apertura
hasta el año 1959. En adición, en aquel entonces,
también la Universidad Comunal del Centro del
Perú fue creada por gestión política del aprista
Ramiro Prialé.
Por otro lado, ya en 1927, Valcárcel había
emergido como indigenista, muy apreciado por
10 Se entiende por eurocentro la política moderna de
dominación que históricamente ejercen Inglaterra, Francia,
España y EE. UU. sobre el resto del mundo.
Mariátegui, y refutado por el catedrático aprista
de San Marcos Luis Alberto Sánchez, en la lidia
sobre el indigenismo. Igualmente, Arguedas
era el nuevo indigenista, muy apreciado por la
izquierda nacional.
Entonces, el control central de la gestión
de la UNSCH era políticamente crucial y
compartido tanto por los partidos conservadores
criollos como por el APRA. Así, a iniciativa
de Arca Parró, se formó y funcionó en Lima
el Consejo de Administración, que elaboró el
estatuto, el reglamento y el plan de estudios, y
nombró la primera autoridad de la universidad.
La propuesta de Ayacucho era que el rector
sea el exsenador Galván, pero la comisión de
Lima adujo irónicamente que la elección sea
«completamente desvinculada de la política»
(Zapata et al., p. 162) y añadió como argumento
que sea de «mentalidad nueva y de la más alta
calidad» (p. 162).
Así, se nombró como rector al
contralmirante de la Marina Peruana Fernando
Romero Pintado, por cierto, con experiencia
académica en el posgrado del Departamento
Federal de Agricultura de Washington de los
Estados Unidos. Asimismo, este convocó como
decano de la Facultad de Letras y Ciencias al
funcionario del Ministerio de Agricultura y
agrónomo Bernardo Moravsky Pérez-Rodulfo.
De esta manera, la UNSCH se posicionó
como el baluarte del desarrollo moderno regional.
Esto signicó la continuidad del proceso de
occidentalización a través de la educación en
una zona de alta población y cultura indígena,
sobre la cual la antigua Pontica Universidad de
Ayacucho había ejercido ese proceso.
Luego, en 1962, se crearon las Facultades
de Ciencias Naturales, Ciencias Sociales e
Ingeniería. En esta última, se creó la carrera de
Ingeniería Rural y Zootecnia, que, en el futuro,
se constituiría en la Facultad de Agronomía, hoy
Facultad de Ciencias Agrarias (UNSCH-FCA/
EFP AGRONOMÍA, 2004).
De este modo, la UNSCH se erigió como
la institución líder que brindó apoyo a la
modernización de los indígenas. Así, se crearon
cuatro materias del idioma quechua con la
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asunción de que los egresados de la universidad
supieran hablar la lengua quechua11, ya que,
en el campo, esa era el habla de las mayorías.
Precisamente, en la proyección social que se
hacía en los fundos experimentales agronómicos
de Allpachaca y Huayllapampa, funcionaba una
escuela rural en la que se enseñaba en bilingüe
castellano/quechua.
En términos agronómicos, la universidad
realizó muchos trabajos de investigación
cientíca con los materiales genéticos de la
región. Entre ellos, participó en el proyecto
internacional PISCA del año 1980.
En la década de 1970, bajo el liderazgo
del entonces catedrático de losofía Abimael
Guzmán, se propulsaron los cambios curricu-
lares a los que la Federación de Estudiantes
Revolucionarios (FER) sirvió de portavoz. Así,
especialmente incidieron en los programas de
Agronomía, Ciencias Sociales y Educación. En
estos, se introdujeron materias relacionadas con
el pensamiento marxista-leninista pragmático.
Esto ocurrió porque precisamente a estos pro-
gramas, particularmente en el de Agronomía,
acudían a estudiar los jóvenes indígenas de las
zonas rurales más alejadas de la ciudad. Esto le
interesaba al Partido Comunista Sendero Lumi-
noso (PC-SL), de Abimael Guzmán, para for-
mar las denominadas escuelas de campo.
Esta corriente, al inicio de 1980, se convirtió
en grupo armado, con lo que se inició la guerra
sucia que durante dos décadas afectó la vida de
las comunidades nativas de la región. El PC-SL
tomaba la ciencia (el marxismo cientíco) como
la única válida para todo cambio social. De este
modo, entró en contradicción insalvable con
la cosmovisión de los pueblos originarios y se
convirtió en una de sus propias derrotas al in-
gresar a la vida indígena de los Andes. Paradóji-
camente, declaraba que su propuesta era cientí-
ca. Sin embargo, por ejemplo, en el ataque al
fundo experimental (de tecnología cientíca)
de Allpachaca en 1982, al destruir los equipos
tecnológicos y los ganados genéticamente me-
jorados, argumentaron que eran tecnologías de
la burguesía contra la que luchaban.
11 En el currículo actual de agronomía esta materia es
electiva y sin créditos.
En la década de 1990, se introdujo, como
trabajo de tesis, una corriente de investigación
de la agricultura andina campesina desde
su propia perspectiva, vale decir, en sus
propios términos: la cosmovisión campesina
andina. Esta fue animada por el profesor
de agronomía Julio Valladolid e impulsó el
entrenamiento, como segunda especialidad, de
varios docentes con el ánimo de promover una
innovación curricular en la que se contemplara
materias sobre agricultura andina campesina,
fundamentadas en la cosmovisión andina y las
técnicas campesinas de agricultura.
Si bien es cierto que varios profesores se
entrenaron, la iniciativa del cambio curricular
incluyente fracasó, debido a que las discusiones
sobre el tema se convirtieron en estériles y se
generó el cisma ideológico entre ellos: los
andinistas y los cienticistas. Considerando que
la ciencia estándar en el pensamiento agronómico
es dominante, esta iniciativa solo pudo crear una
materia electiva anual denominada Agricultura
Andina, con tres créditos, que hasta el presente
se ofrece.
4 Conclusiones
• En lo formal y normativo, la agronomía
de estas dos muestras de universidades se
impone en la formación académica y, desde
luego, en la administración pública del
sector pertinente, como exclusivo; y en los
hechos reales, vale decir en la práctica, fuera
de lo académico y la administración pública,
resiste milenariamente los conocimientos
de agricultura de los pueblos originarios
del Ande, que, al presente producen el 70%
de los alimentos esenciales que requiere la
población peruana.
• Los cultivadores de la agricultura de pueblos
originarios, o sea, los llamados campesinos,
fueron convertidos en pacientes (o
subalternizados), tutelados por la mente
colonial centralista limeña que tomó el
control de estas dos universidades, del centro
de pensamiento que signica la universidad,
e impuso irónicamente el desarraigo de
aquellos conocimientos originarios con los
cuales se sostiene la producción alimentaria
Raíces históricas de cuerdas separadas de la agronomía y los marginados conocimientos originarios en las universidades de
Cusco y Ayacucho
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Julio - Diciembre 2024
que abastece el mercado interno. Así, la
seguridad alimentaria del Perú se sostiene en
la agricultura campesina indígena.
• La agronomía en estas dos universidades
se desenvuelve implícitamente en la
suplantación naturalizada en cuanto a la
formación profesional en agricultura al
servicio de la región pertinente.
Agradecimiento
A la Fundación Ford, cuya beca de Doctorado
en Educación Superior, me facilitó los trabajos
de investigación en campo y gabinete. Del
mismo modo, a los colegas de Agronomía de la
UNSCH y UNSAAC, por su valioso apoyo en el
trabajo de campo. A la Dra. Silvia Hirsch, por su
paciencia en la revisión de los borradores.
Conicto de intereses
El autor no incurre en conictos de intereses.
Rol del autor
CCM: Conceptualización, Investigación,
Escritura-Preparación del borrador original,
Redacción-revisión y edición.
Fuentes de nanciamiento
Esta investigación no recibió ninguna
subvención especíca de ninguna agencia de
nanciación, sector gubernamental ni comercial
o sin nes de lucro.
Aspectos éticos / legales:
Los autores declaran no haber incurrido en
aspectos antiéticos ni haber omitido normas
legales.
ORCID y correo electrónico
Constantino
Calderón
Mendoza
ccalderon@lamolina.edu.pe
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