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Lindo, T., Fernando, D., Chávez, J.
Tierra Nuestra, 16(2), 145-155. DOI. https://doi.org/10.21704/rtn.v16i2.1972
Julio - Diciembre 2022
Tabla 1
Situación actual del turismo educativo en Europa y Latinoamérica
País Situación actual del turismo educativo
España Promueve el recorrido turístico de niños que comienzan la etapa escolar hasta jóvenes
que concluyen la colegiatura con el n de que estos conozcan su país, aprendan, valoren y
reexionen acerca del cuidado y la preservación de recursos naturales y culturales.
Italia Es un instrumento de elevación educativa y cultural, educación que no es limitada a la
escuela, sino que se complementa con la visita a todos los centros importantes de su
historia y centros turísticos.
Costa Rica Es una actividad que aún no es explotada con intensidad.
México Programa Estudiantes Embajadores de intercambios académicos y turismo educativo;
cuenta con un fuerte reconocimiento en el mundo.
Argentina Según la Ley 25.599, el turismo educativo comprende viajes educativos y de egresados.
Venezuela
Es practicado por grupos de estudiantes, en la mayoría de los casos, en compañía de
profesores de institutos en los que cursan estudios y con la organización de técnicos en
la materia cuando se disponen a visitar sitios históricos, museos, parques, monumentos,
llanuras, montañas, etc.
Ecuador El gobierno fomenta el turismo educativo a través de becas gratuitas que incluyen todos los
viáticos pagados por parte del gobierno a estudiantes que obtienen los mejores promedios.
Bolivia En la actualidad, el turismo educativo tiene una escasa atención desde las políticas del
Estado, Ministerio de Educación, gobernaciones y municipios.
Perú
El programa de turismo educativo en el Perú ofrece la opción de utilizar los eventos
turísticos escolares como un valioso auxiliar didáctico en la preparación de los educandos,
ya que los contenidos y los destinos turísticos en el contemplado, permiten enfrentar al
alumno con el objeto concreto del conocimiento y su utilización en la realidad.
Fuente: Arroba (2016)
o visitas escolares tienen por nalidad que los
alumnos profundicen lo que están aprendiendo
en clase; sin embargo, para que cumplan con su
nalidad educativa, deben ser bien planicados para
favorecer el aprendizaje práctico y signicativo de
los estudiantes en vivo y directo.
Las actividades del medio son fundamentales en
la formación integral del escolar, ya que, al promover
la interacción de este con su entorno, despiertan su
interés por participar activamente en el desarrollo del
conocimiento. Asimismo, le brinda la oportunidad
de crear una conciencia libre, critica y objetiva para
convertirse en una persona capaz de incidir en su
sociedad para transformarla (Arroba, 2016).
Para Niño (2012), las visitas escolares son salidas
pedagógicas, estrategias didácticas que promueven la
comprensión del entorno. Son una forma motivadora,
placentera y atractiva de recibir información,
comprender e interpretar el espacio, la historia, y
el patrimonio cultural y natural del lugar en el que
vivimos.
Estas visitas escolares o salidas pedagógicas
generan una experiencia personal cargada de
emociones en cada uno de sus integrantes, basada
en la interacción con los estímulos representados
en los productos o servicios disponibles a través del
sistema de consumo. Esta experiencia puede conducir
a una transformación del individuo en el caso de las
llamadas «experiencias extraordinarias» (Priskin,
2004).
Estas implican, no solo las intensas emociones
personales que contrastan con lo cotidiano, sino
también una operación de encuadre por la cual la
actividad dio lugar a una historia memorable. La
experiencia es, entonces, accesible al investigador a
través de historias orales y escritas dejadas por las
personas (Robert, 2013).
Asimismo, la experiencia del visitante (EdV)
puede apreciarse como una transición dinámica
entre el visitante y el entorno de recreación. Aquella
evoluciona a través de los progresos de la visita
sumados a las perspectivas de la visita previa a través
de varias etapas de las mismas actividades plasmadas
en la encuesta y fase de seguimiento (McIntyre y
Roggenbuck, 1998).
En el caso de los centros universitarios (campus
de aprendizaje, investigación y educación), se
considera que existe una cultura creyente en el poder
del conocimiento para transformar a las personas y
al mundo de la manera más positiva posible. Son
concebidos originalmente para nutrir esos valores y
transmitirlos a la siguiente generación: al convertirse
en ciudades de visitantes, asumen el reto de magnicar
sus atribuciones transformadoras (Griswold et al.,
2004). Todo ello requiere de nuevos abordajes para
que los visitantes (en su mayoría, los escolares) tomen
conciencia de las emocionantes oportunidades que les
rodean, lo cual permite y alienta estos procesos.