157
Landázuri, A. Tierra Nuestra, 18(2), 154-167. DOI. https://doi.org/10.21704/rtn.v18i2.2188
Julio - Diciembre 2024
marco de la puesta en operación de la Juventud
Obrera Cristiana de Ibarra, otra organización en
buena medida impulsada por el mismo Proaño.3
Rupito permaneció “escondida” en los
números de La Verdad hasta que Proaño se
decidiera a publicarla por primera vez en
formato de libro en 1984, bajo el sello de la
editorial quiteña El Conejo. Aunque a partir de
entonces ha sido merecedora de varias ediciones
y pueden rastrearse algunos homenajes y/o
trabajos académicos en torno a ella —más
orientados, valga decir, al ámbito pedagógico—,
no es una obra que haya sido mayormente
comentada o que haya logrado una clara
validación en el campo literario.4 No obstante,
acaso la causa fundamental de este exiguo
reconocimiento para la novela es que no ha sido
leída en el marco de la matriz de pensamiento y
praxis que corresponde a su autor. Dicha matriz
no es otra, como hemos dicho ya, que la llamada
teología de la liberación latinoamericana.
Siendo Rupito la producción de un individuo tan
vitalmente conectado con la práctica de una vida
sacerdotal dedicada a la pastoral comunitaria y
tan plenamente vinculada a los ideales de esta
corriente —además de ser una de las voces
destacadas en la Conferencia Episcopal de
Medellín de 1968, Proaño siempre reivindicó
esa postura (ver, por ejemplo, Proaño, 2006)—,
valdría observarla a la luz de ese paradigma para
encontrar en ella una mayor complejidad de su
propuesta y una mayor amplitud de su mensaje.
La novela, como habíamos dicho ya, presenta
la historia del crecimiento de un niño que inicia
su adolescencia en la Ibarra de los años 50. En
ese marco, lo primero que vemos de Rupito,
“cuando empieza a dejar de ser niño”,5 es la
3 Un relato extenso de estos sucesos puede encontrarse en
Proaño (1984, pp. 60 ss.). Según su testimonio, el primer
número de La Verdad circuló el 14 de mayo de 1944, y todo
indica que estuvo activo hasta por lo menos cuando Proaño
dejó Ibarra para ocupar su cargo de obispo de Riobamba,
en 1954. Según el catálogo de la Biblioteca Ecuatoriana
Aurelio Espinosa Pólit, el periódico llevaba en 1953 el
subtítulo de Diario de orientación y cultura. Órgano de la
Sociedad de Servicio Social y de Cultura Cardjin.
4 No hemos encontrado mención de la novela en ningún
trabajo importante sobre la novelística ecuatoriana del siglo
XX, ni hemos logrado ubicar ningún artículo crítico más
allá de un par de tesis de grado que la abordan desde puntos
de vista educativos.
5 Esto que ponemos entre comillas es el título de la primera
parte de la novela. La narración está dividida en dos
secciones y un epílogo (la primera de esas secciones es
angustia que siente porque cae en cuenta de que
ha crecido y sus pantalones le quedan demasiado
cortos, problema que se va expandiendo hasta
ocasionar un pequeño conicto familiar:
preocupado por su problema, no quiere jugar
con Lucía (una prima suya, huérfana, que ha
sido adoptada por su familia) y eso hace que su
pequeña hermana Chabela se resienta; cuando
se desata la discusión en la comida, a Rupito
le sale un gallo en la voz, lo cual le causa
vergüenza y lo hace sentir incomprendido... El
episodio crece con otros detalles particulares (es
descubierto por su prima cuando intenta arreglar
él mismo su pantalón, a escondidas) y nalmente
termina con Rupito estallando en lágrimas por la
noche, siendo consolado por su madre. De este
tono son las “aventuras” que presenta la novela,
cuyo protagonista se enfrenta continuamente a
las vicisitudes propias de un muchacho de su
edad (tiene 13 años cuando arranca la historia)
y busca resolverlas a partir de los recursos que
encuentra disponibles.
El universo de acciones con las que se
desarrolla el argumento de Rupito no es
especialmente complejo. A partir del arranque
que hemos sintetizado, Rupito ya no quiere jugar
con su prima o sus hermanos, y se pasa el tiempo
subido en las ramas de un guabo detrás de la
casa, pensando en su futuro. Quiere aprender un
ocio y aportar en la casa. Sueña, también, con
salir de la ciudad, viajar mucho, hacerse rico...
Sin embargo, la situación precaria de su hogar
lo obliga a pasar rápido de sus ensoñaciones a
la práctica. Aunque él quiere ser mecánico, sus
padres ignoran su deseo y lo obligan a trabajar
como sastre en el taller de un tío materno. Las
cosas ahí no marchan bien, pues Rupito no
tiene interés en el ocio. Así, en ese tenor, se
va desarrollando la vida del muchacho: vemos,
pues, las primeras amistades (con Juanito sale a
pasear y pasan tiempo juntos, a pesar de sentir
recelo por lo que puedan pensar sus padres de
su nuevo amigo), los primeros conictos con
personas ajenas al hogar (con algún compañero
del trabajo incluso llegan a los golpes, situación
de mucha mayor extensión que la segunda: diez capítulos
frente a dos, siendo todos ellos de una extensión similar). La
segunda parte lleva el título de “Cuando empieza a meterse
en problemas mayores”. Para todas las referencias y citas de
la novela nos referimos a la 5ª edición (Proaño, 1994).